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Los pequeños son quienes más preguntas tienen sobre su entorno, su propia existencia y la de los demás porque no han dejado de ver el mundo con asombro y constante sorpresa.

Aunque hay adultos que se cuestionan muchas cosas, las preguntas aparentemente más sencillas de resolver pueden llevar a diversos dilemas y paradojas y a veces lo más cómodo es no ponerlas sobre la mesa.

Pero el filósofo argentino Valentín Muro decidió lanzarse un reto personal: contestar una larga lista de cuestiones para echar luz sobre algunos temas, pero no solo para niños, sino también para adultos, a través del libro Qué preguntas... Léase en caso de dudas, editado por Santillana.

"Cada pregunta es una muy buena excusa para abrir otras conversaciones y en realidad no irnos por las ramas, creo que se tiene que respetar la pregunta tal como se realiza, pero las preguntas siempre esconden algo más atrás, son una cuerda de la que podemos tirar y detrás puede venir un camión de 700 preguntas más, lo interesante de nosotros como adultos es tomar eso como una oportunidad para conversar, no para tener un monólogo", recalca.

A través de 40 preguntas, el también divulgador de la ciencia, busca poner en relevancia la idea de cuestionárselo todo, ponerlo en duda y expresar esa curiosidad, hacerse preguntas por más sencillas que parezcan.

A través de este título, se lanzan interrogantes cómo ¿se pueden inventar nuevas palabras?, ¿por qué la palabra "niños" incluye a niños y niñas, y la palabra "niñas" solo a ellas?, ¿por qué los remedios curan?, ¿por qué cuando alguien dice "gracias" la respuesta es "de nada"? y una larga lista.

Cuando se trata de evaluar este comportamiento de por qué nos hacemos preguntas debemos tener presente que se trata de esquemas de motivos de disuasión y recompensa, qué es lo que hace que nos convenga hacernos preguntas o porque no conviene hacerlo; hay pocos motivos por los cuales somos recompensados cuando hacemos esas preguntas, en cierto sentido puede ser una tragedia porque nadie nos premia por hacerlas.

"Pero algo que sucede en ciertas disciplinas o ámbitos es que es fundamental hacerse preguntas por recuperar esa mirada propia de la infancia, algo que es bastante obvio es que constantemente la filosofía y la ciencia tratan de volver a eso, de mirar los mismos problemas con otros ojos, de poder volver a mirar las cosas como la primera vez, eso ocurre también en el arte", completa.

La aventura de Muro en torno a las preguntas empezó años atrás. En 2017, el también programador, comunicador e investigador emprendió el proyecto "Cómo Funcionan las Cosas", un newsletter semanal en el que explora los aspectos menos conocidos de distintos aparatos, objetos y artefactos cotidianos, hasta anécdotas, leyendas e historias poco conocidas detrás de la ciencia, la política, la filosofía, la cultura popular, el cine o la literatura para incitar a la la curiosidad.

En 2020, en medio de la pandemia, el creativo encontró en Twitter (hoy X), una lista de 10 preguntas que una pequeña de 12 años le hacía a su hermano menor.

A partir de ese ejercicio Muro se dio cuenta de la complejidad que encerraban ese tipo de preguntas.

"Me encontré con esta serie de interrogantes que eran muy simpáticas y muy infantiles pero sobre todo tenían ese aspecto tan atractivo de preguntas que son difíciles que se nos ocurran a los adultos, como: ¿cuántos estados tiene el fuego?, ¿por qué el agua moja? ¿de dónde viene eso de memoria de elefante? Y bueno yo inmediatamente conecté esto con una serie de libros que se editaron hace más o menos 15 años en Inglaterra.

"Eran dos colecciones de cientos de preguntas que se recopilaron en distintas escuelas del Reino Unido de niñas y niños de entre 4 y 12; esas preguntas se enviaron a personajes como Stephen Hawking, a otros personajes importantes en la ciencia o ganadores del Premio Nobel y en este caso tuve la idea un poco arriesgada de intentar responder algunas interrogantes", recalca Muro.

A principios de 2023 la editorial le invitó a dar una charla precisamente en México, sobre la importancia de la curiosidad y de hacerse preguntas y a la par le propuso hacer un libro.

Aunque Muro tenía muchas preguntas en la mente, decidió incluir algunas que le llegaron a través de "Cómo Funcionan las Cosas" y la editorial, por su parte, recopiló interrogantes en su mayoría de niñas y niños mexicanos.