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'El niño se hizo pipí en la cama'

Ésta es una de las frases más escuchadas en las casas donde viven niños que recién aprenden a ir solos al baño.
martes, 29 de agosto de 2023
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Agencia/Reforma

"¡Mamá, papá: me hice pipí!".

Sin duda, ésta es una de las frases más escuchadas en las casas donde viven niños que recién aprenden a ir solos al baño.

Aunque la pérdida involuntaria de orina durante las noches es algo bastante común entre los pequeños, aún es un tema que puede generar vergüenza y que muchos asocian sólo con problemas psicológicos, lo cual no es del todo cierto.

La enuresis afecta principalmente a niños de entre 5 y 7 años.

Sus causas son diversas, como desequilibrios hormonales o una vejiga más pequeña y tiene un componente hereditario fuerte, pues si un padre o madre la padeció en la infancia, sus hijos tienen 50 por ciento de probabilidades de desarrollarla.

Pero con una atención adecuada se puede solucionar.

"Se considera una condición normal o fisiológica cuando la incapacidad de controlar la orina de noche sucede antes de los 5 años de edad, pero a partir de esa edad, se le llama enuresis", señala el pediatra Francisco Lozano Lee, del Instituto de Pediatría del TecSalud.

"En los Estados Unidos de América existe la estadística de que 7 millones de niños y niñas padecen enuresis nocturna".

Las estadísticas, señala, indican que 15 por ciento de los pacientes pediátricos de 5 años padecen enuresis, y la cifra a los 6 años es del 10 por ciento.

Hasta hace algunas décadas, se creía que se debía a un problema psicológico y si bien puede tener un componente emocional, hoy se sabe que sus razones son principalmente orgánicas.

"A veces se confunde como un fenómeno psicológico o psicógeno", señala Miguel Ángel García Rodríguez, urólogo pediatra del Hospital Zambrano Hellion.

"Pero la gran mayoría de los niños (con enuresis) tiene alteraciones orgánicas que hacen que su sistema urinario funcione de una manera no apropiada y suscitando estos accidentes".

Las causas principales

Entre las principales causas de esta condición, explica el urólogo pediatra García Rodríguez, está que hay quienes producen mayor cantidad de orina durante las noches.

"Se ha medido que estos niños tienen niveles de hormona antidiurética más bajos que el resto de la población de niños que no les sucede.

"Eso es una condición, como tal se denomina poliuria nocturna o una producción aumentada de origina en la noche".

Otra causa está relacionado con la vejiga, que en ocasiones tiene mayor actividad de lo usual durante las noches, ocasionando que los niños mojen la cama.

Y la tercera tiene que ver con aquellos con sueño muy profundo, pues no consiguen despertar al sentir la vejiga llena.

"Se debe de descartar problemas de la vejiga y riñones, digestivos como estreñimiento crónico, anormalidades neurológicas", añade el pediatra Lozano Lee.

"También es importante tomar en cuenta problemas obstructivos respiratorios, como niñas y niños con apnea del sueño, y otros trastornos del sueño".

Atender sin criticar

Una primera aproximación de tratamiento recomienda el cambio de hábitos urinarios en los niños, sobre todo en aquellos de menor edad.

"Por ejemplo", dice el urólogo García Rodríguez, "vigilar que orine con una frecuencia urinaria adecuada, con un patrón adecuado, no tenga estreñimiento, propiciar una dieta que le favorezca, pero también podemos utilizar medidas como una restricción de líquidos en horas nocturnas".

Una herramienta que se puede implementar es un dispositivo con alarma que notifica cuando el niño está teniendo la incontinencia.

Tiene un sensor que se conecta cercano a la ropa interior y vibra al momento del accidente para estimularlo a despertar.

"Ayuda en forma conductual a que las niñas y niños reconozcan la sensación de vejiga llena", apunta el pediatra Lozano Lee.

También existen algunos medicamentos utilizados para tratar esta condición y su uso se sugiere en edades más tardías, pues estos niños ya comienzan a tener una vida social más activa y la enuresis podría impactar más que en los más pequeños.

La indicación ante cualquier síntoma es consultar con los especialistas, pues a veces se piensa que los niños superarán esta situación por sí solos.

Si bien, algunos casos desaparecen con el tiempo, hay otros que pueden progresar a la adolescencia o juventud.

Dentro del tratamiento, es fundamental que no se juzgue ni critique al niño, que ya puede estar sintiendo culpa por mojar la cama.

Recibir señalamientos puede empeorar su estado emocional y hasta complicar el proceso.

 

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