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Son las gallinas mascotas de hoy

Las gallinas están dejando las granjas para volver a las casas de las familias mexicanas.
martes, 24 de agosto de 2021
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Agencia/Reforma

A Chicaleta le encanta pasearse por la cochera de su casa, dormir en rincones altos, comer brotes de plantas y devorar gusanos que se cruzan en su camino.

"Le damos granos, pero le fascinan los insectos", dice Quetzal García mientras mira a su mascota, a quien también llaman Pollo, una gallina que vive con él, su esposa y su hijo de 3 años desde 2019, cuando tenía un par de meses.

Decidieron llevarla a su hogar con el deseo de cuidarla y para tener huevos frescos en la mesa de su cocina, una de las principales razones por las cuales familias de la Ciudad están optando por criar gallinas como animales de compañía.

Aunque la crianza de estas aves no es algo nuevo para el ser humano, hay personas que buscan tenerlas en sus patios o jardines para retomar antiguas formas de vida, llevar una alimentación más natural y contribuir con el cuidado del planeta.

"Todos los huevos que comemos aquí son de estas gallinas y sobran", cuenta Javier Serrano, vecino del sur de Monterrey, quien cría cuatro de estos animales.

"Es de mucha más calidad el huevo que tú puedes producir en tu casa que el comercial".

La idea de criar gallinas rondaba en su mente desde tiempo atrás, motivado por las actividades ecológicas que realizaban sus hijos en la escuela y el deseo de alimentarse de forma más orgánica y amigable con el ambiente.

Pero fue la pandemia por el Covid-19 lo que lo impulsó a materializarla. Con más tiempo libre en casa por el aislamiento y el temor de una posible escasez de alimento, construyó un gallinero en el patio que pronto recibió a sus habitantes.

"No sabíamos qué es lo que podría pasar con esa crisis y con otras crisis que se podrían estar viniendo, entonces dijimos: 'Por lo menos para tener desayuno'", relata Javier, quien en su práctica profesional también se dedica a buscar formas de alimentación sostenible.

La cantidad de huevos que pone cada ave depende de la raza, edad y condiciones de vida, explica. Las que él cría ponen, en conjunto, alrededor de siete huevos cada dos días.

El sabor, la consistencia y los nutrientes son diferentes.

Cuidarlas no es difícil, apunta. Hay que darles agua, alimentarlas y limpiarles el espacio para evitar malos olores, tal como se hace con cualquier otra mascota

"Para mí es mejor que tener perros", confiesa.

CICLO SOSTENIBLE

Resguardada en su casita de madera, Lupita cacarea cuando le colocan un par de tomates cherry para que se alimente. Los toma con su pico y los desaparece en segundos.

"Los tomatitos le encantan", dice Angie Montemayor mientras toma entre sus brazos a su nueva mascota, una gallina de unos 4 meses que vive en el patio de su hogar desde hace unas semanas.

Dentro de pocos meses alcanzará la madurez y comenzará a poner huevos, pero ese no es el motivo principal por el cual llegó a esta casa.

Su misión es ser un elemento más en el ciclo de vida sostenible que busca alcanzar su nueva familia.

Sus desechos actúan como poderoso fertilizante para la composta que realizan y que nutre a las plantas del huerto urbano que tienen.

"La gallinita nos proporciona esto que nos puede ayudar para el fertilizante y la comida del huerto se la entregamos también a Lupita", indica Angie.

"Es todo un círculo en el que todos los elementos están integrados".

Todos los días, Lupita tiene tiempo para caminar en el huerto y comer hierbas e insectos, algo que beneficia tanto a la gallina, como a sus dueños y al ecosistema.

VOLVER A CONECTAR

Lo que más motivó a Nicolás Foucras para comenzar a criar gallinas hace siete años fue su deseo de darle valor a los alimentos que consume.

Detalla que, a través del cuidado de estas aves y otras actividades como tener un huerto urbano y un sistema de captación de agua, busca reconectar con su humanidad y con acciones que ahora se hacen de forma automática, casi como robóticas.

"La idea detrás de eso es tratar de sensibilizarme de lo más importante, que es comer", cuenta Nicolás, quien actualmente tiene cinco gallinas en su hogar, al sur de Monterrey.

"(Busco) darle la dimensión que merecen las cosas que consumimos a diario y no verlo, tanto a la gallina como al huevo, como una cosa plastificada, sin sentido, sin esencia".

Algunos consideran que animarse a realizar este tipo de actividades es una manera de reconectar con antiguas formas de vida que están más en contacto con la naturaleza,.

"Tú puedes cuidar a los animales para que te puedan dar a ti también y a ellos también", dice Angie, "como en sinergia".

Y comer huevos de gallinas criadas en casa es una oportunidad para reflexionar sobre la alimentación que lleva cada quien.

"Algunas personas no saben por dónde ponen los huevos la gallina, la gente piensa que salen en una fábrica", dice Antonio González, un joven que cría estas aves desde hace casi cinco años.

"Pienso que en algún momento esto tendrá que ser parte de la vida de las personas", añade. "No sólo vas a aprender sobre las gallinas, vas a aprender sobre la relación que tenemos con nuestros alimentos de forma muchísimo más tangible".

 

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