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Urge Carabias acciones contra cambio climático

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Fenómenos como el huracán Agatha, que causó devastación en las comunidades costeras de Oaxaca, evidencian la crisis climática. Foto: Jorge Luis Plata
Con el alza en la temperatura del planeta alcanzado hasta ahora, de poco más de 1 grado Celsius.
lunes, 6 de junio de 2022
Por: Israel Sánchez
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Agencia/Reforma

Cd. de México (06 junio 2022).- Con el alza en la temperatura del planeta alcanzado hasta ahora, de poco más de 1 grado Celsius, la humanidad ha atestiguado y padecido un incremento de los ciclones, huracanes, inundaciones, sequías y olas de calor.

"Las muertes que están asociadas a estos procesos hidrometeorológicos extremos, y las pérdidas económicas de la infraestructura, están colocando a las naciones en riesgo de su desarrollo", advierte en entrevista la bióloga Julia Carabias (Ciudad de México, 1954).

"Y México está ubicado en un espacio entre dos grandes océanos; es muy vulnerable a todos los fenómenos hidrometeorológicos.

Lo estamos viviendo en estos momentos en la costa de Oaxaca".

"Si nosotros no hacemos un cambio radical en la forma en que estamos produciendo la energía, el dejar de quemar hidrocarburos, y el dejar de deforestar, vamos a tener problemas muy serios en cuanto a la elevación de la temperatura y la biodiversidad".

Julia Carabias

Bióloga

Ahí, el reciente paso del huracán Agatha causó devastación en comunidades, carreteras e infraestructura de la Sierra Sur, con un saldo de 9 muertos y varios desaparecidos.

En agosto pasado, asimismo, el huracán Grace provocó al menos nueve muertes en el sureste y centro del País.

Mientras entidades como Hidalgo, Querétaro y Ecatepec también han registrado muertos y damnificados por lluvias intensas e inundaciones en tiempos recientes, en Chiapas la tormenta tropical Eta dejó 20 muertos, 5 desaparecidos, 12 comunidades incomunicadas, tramos carreteros colapsados y 10 ríos desbordados, en noviembre de 2020.

"Pero esto se va a intensificar", alerta Carabias, extitular del Instituto Nacional de Ecología y de la Semarnap. "(Estos fenómenos) cada vez van a ser más frecuentes y cada vez más intensos.

Con mayor población, con mayor ocupación de los territorios, los efectos de estos impactos de cambio climático van a ser cada vez más graves si no lo detenemos".

De ahí la urgencia por implementar cambios y estrategias para prevenir aquellos escenarios catastróficos propios de una crisis ambiental alimentada, precisamente, por el cambio climático, la pérdida de la biodiversidad y la contaminación.

La ciencia ha proyectado apenas unos cuantos años, de aquí a 2030, como plazo para evitar todo esto.

"Todavía estamos a tiempo, pero nuestra ventana de oportunidad es muy corta; estamos hablando de poco más de siete años", remarca Carabias, miembro de El Colegio Nacional, donde este sábado ha coordinado el conversatorio ¿Qué nos espera en el 2030?, en el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, que se conmemora el 5 de junio.

Una charla intergeneracional entre figuras como los biólogos José Sarukhán, titular de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), y Luis Zambrano, investigador de la UNAM, con integrantes de la Red de Jóvenes Ambientalistas.

Enmarcada, además, a 50 años de la primera Conferencia de las Naciones Unidas en temas ambientales, llamada "Medio Humano", realizada en Estocolmo en 1972.

Para Carabias, medio siglo después de tal encuentro -enfocado básicamente a la salud y la contaminación-, a pesar de toda la evidencia científica que se ha acumulado, de la suma de políticas públicas y del surgimiento de instituciones, las tendencias negativas y de deterioro ambiental se mantienen.

"Y se están manteniendo porque siguen predominando los sistemas económicos que no están incorporando la parte ambiental, que es uno de los componentes básicos de la sustentabilidad.

Entonces, el deterioro sigue, pero desafortunadamente la pobreza y las desigualdades se incrementan, y más después de esta pandemia", lamenta la científica, quien se dice convencida de que no hay obstáculo alguno entre el desarrollo y la calidad de vida y un medioambiente sano.

"Lo que no es compatible son las formas en que hoy se llevan a cabo los sistemas productivos y la extracción, absolutamente sin criterios; el uso de los recursos, la ocupación del territorio y las formas en que consumimos", continúa.

"Hemos creado una cultura del consumo: mientras más consume la gente, parece que es más feliz. Eso es completamente falso".

EL ROL DE LOS JÓVENES

Es necesario, subraya la bióloga, montarse sobre un código de valores distinto, de aprecio y de respeto hacia la naturaleza y todas las formas de vida, no solamente la humana.

"Por supuesto que estamos viviendo momentos muy convulsivos, muy turbulentos, en los que el problema de la seguridad, del crimen organizado, de la pérdida de la democracia, el cuestionamiento hacia la política, pues nos dejan un ánimo muy erosionado.

"Pero las soluciones existen, y podemos hacer un cambio en donde con organización, con democracia, con buenas leyes y buenas instituciones, se aplique el conocimiento científico y tecnológico, y sea un cambio definitivo, sustentable.

El modelo de desarrollo sustentable sí es una alternativa al actual", expresa Carabias.

Y si bien antes se hablaba de la amenaza a generaciones futuras, la colegiada es enfática en cuanto a que son los jóvenes de ahora quienes tendrán que enfrentar una situación tremendamente compleja de no realizarse con urgencia los cambios necesarios.

Por ello la relevancia de este diálogo intergeneracional entre quienes a lo largo de sus carreras ya han realizado esfuerzos en pro del ambiente y aquellos que habrán de tomar las decisiones más importantes en los siguientes años.

Jóvenes como Noemí Flores, representante del feminismo ecológico; Araceli Ríos, estudiante de biología en Chiapas e hija de ejidatarios en la Selva Lacandona, y Esteban Ramírez y Kevin López, quienes se enfocan en temas de cambio climático.

Todos ellos representando a distintas organizaciones de la sociedad civil y como parte de la referida Red de Jóvenes Ambientalistas, que durante el sábado realizó una jornada de trabajo en el Colnal -donde se consolidó, en junio de 2020-.

"(Los jóvenes) son los actuales votantes, y tienen que exigir lo que ellos quieren porque les corresponde. Lo que les estamos quitando es de ellos", sostiene Carabias.

"Entonces, por eso hay enojo, hay mucho enojo de parte de ellos. Pero tampoco les podemos dejar la responsabilidad de hacer las transformaciones, y nosotros seguir abusando de los recursos.

Los cambios los tenemos que hacer todos ahora. Esa es la importancia de un diálogo intergeneracional, que ojalá y lo escuche mucha gente".

El conversatorio ¿Qué nos espera en el 2030? se puede consultar desde el canal de Youtube del Colegio, en www.youtube.com/elcolegionacionalmx.

EL PAPEL DE LA CIUDADANÍA

Si después de tantos años alertando sobre la crisis ambiental por venir no se ha logrado avanzar consistentemente para frenarla, esto se debe, en parte, a que la ciudadanía no ha sido consciente de la magnitud del problema, opina Carabias.

"No ha tenido acceso a una buena información. Hay mucha información falsa que alarma, que aterroriza y que inmoviliza, paraliza. Entonces, la gente tiene una reacción de: 'Bueno, si ya no se puede hacer nada, yo aprovecho lo que hay'.

Por eso la importancia de un cambio en la conciencia", sostiene la bióloga.

Y esa conciencia, prosigue la científica, debe a su vez convertirse en organización; pues no basta sólo con tener el conocimiento, sino que los ciudadanos deben organizarse y demandar que se construyan y apliquen las estrategias necesarias.

Contrapeso fundamental a las grandes corporaciones cuyos intereses, apunta Carabias, están puestos en los hidrocarburos, "en una minería depredatoria y en una producción de alimentos completamente insustentable para la salud humana y para el medio ambiente".

"Entre esas corporaciones, que lo que están buscando es esa maximación de la ganancia, y entre una ciudadanía que no se organiza, que no exige, se encuentran los Gobiernos presionados por las operaciones económicas, pero no por los ciudadanos", pondera la bióloga.

"Entonces, nosotros sí tenemos como ciudadanos mucha responsabilidad para exigir a nuestros Gobiernos que establezcan sus estrategias de desarrollo sustentable de largo plazo, a que tengan su ruta trazada, más allá de cada cambio de Gobierno municipal, estatal y federal; que tengamos una ruta como País hacia la sustentabilidad, pero una sociedad también organizada.

En eso cuentan mucho los partidos".

Y es que, cuestiona la colegiada, mientras se van cerrando campañas en diferentes entidades, ¿cuántos partidos han asumido el tema ambiental?; "¿quiénes han montado parte de sus campañas en una política ambiental distinta para esos Estados que se quieren gobernar?".

"Entonces, no está (el tema) metido en la ciudadanía y no lo exige; los gobernantes están en otra cosa, y las empresas están sacando el jugo.

Con esa combinación, no vamos a llegar a ningún lado. Por eso son tan importante los cambios, y los cambios se dan con esa consciencia, con esa organización y con esa exigencia", apunta.

 

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