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Compasión El valor que urge

Acciones simples como dar una palmada a alguien que está teniendo un mal día, escuchar a quien lo necesita o ceder el paso a un vehículo
martes, 16 de julio de 2019
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Agencia/Reforma

Acciones simples como dar una palmada a alguien que está teniendo un mal día, escuchar a quien lo necesita o ceder el paso a un vehículo, pueden parecer pequeñas, pero en conjunto tienen el poder de cambiar el mundo.


El panorama de violencia, discriminación e inseguridad que se vive de forma cotidiana en la sociedad puede transformarse, si todos los ciudadanos llevan a la práctica un valor que urge: la compasión.
"En este momento que estamos viviendo de la historia de la humanidad, vemos los problemas de pobreza, migración y violencia", plantea Cristina González Parás, directora del Encuentro Mundial de Valores.


"Si empezamos a hacer acciones desde el valor de la compasión, se puede transformar el corazón de una persona, de una familia, de la comunidad y del planeta".


Por mucho tiempo la compasión se ha confundido con sentir lástima hacia alguien que se percibe como inferior, pero su verdadera esencia es empatizar con el sufrimiento del otro y hacer algo por ayudarlo.


"(La) compasión no significa lástima o 'pobrecito', significa ayudar al otro a resolver su necesidad, hacer algo. Compasión es acción", indica González Parás.


Para Leticia López Villarreal, directora del Centro de Solidaridad y Filantropía de la Universidad de Monterrey, el acercarse a las personas y ofrecer ayuda es ya un detonante en sus vidas.


"A veces no hay ese tiempo de verse a los ojos y decirle: '¿estás bien?', simplemente te das cuenta que está preocupado y dices: 'es su problema, anda con la angustia, pero a mí qué, no me voy a meter'", señala.


La experta asegura que poner en práctica acciones compasivas permite reconstruir y fortalecer la unidad entre una comunidad.
"Dentro de una sociedad donde hay relaciones humanas fortalecidas, hay una construcción del tejido social y, por lo tanto, la inseguridad y la violencia que conocemos disminuye o es posible hasta erradicarla", sostiene López Villarreal.


MEDICINA PARA EL ALMA
La compasión pacífica el alma, cambia la forma de reaccionar ante las situaciones y permite sentirse mejor consigo mismo y con la comunidad, y te impulsa a ser mejor ciudadano, indica González Parás.
"Es sentirte en paz contigo mismo porque lo que tú estás generando es una vibración positiva, es un ambiente positivo en tu entorno donde vives, donde trabajas y donde sirves como persona", dice.

"Te sentirías más feliz contigo mismo".
La compasión, afirma, forma parte de la naturaleza humana.
"En el fondo está ahí, en el momento en que tú le hablas a alguien y lo miras a los ojos y lo ves de corazón, inmediatamente conectas con tu compasión interna".


Para trabajar la compasión se recomienda iniciar con personas más cercanas, pero más importante es hacerlo con uno mismo, es decir, con la autocompasión.


De acuerdo con Leticia López, la compasión es una especie de medicina para la salud mental, ya que brinda bienestar y plenitud.
"El sentido de vida es una cuestión que el ser humano requiere tener arraigada para seguir motivado, para seguir construyendo, para seguir viviendo en plenitud, con sus subes y bajas, pero con esta motivación que nos lleva a tener una esperanza de futuro".
En sus mensajes alrededor del mundo, el Dalai Lama destaca la fuerza de la compasión,
"Si quieres que los demás sean felices, practica la compasión.

Si quieres ser feliz, practica la compasión", es una de las grandes frases del líder espiritual.
SIN CULPAS NI ENOJO
Pero la compasión también puede generar sufrimiento, si no se trabaja desde el interior, señala el médico Javier Gutiérrez Ornelas, instructor en técnicas mindfulness en el Hospital Zambrano Hellion.


"El sufrimiento que viene en nosotros al ayudar a alguien, no es tanto de la situación que estamos experimentando, sino de los pensamientos y las emociones que se generan a partir de lo que nosotros estamos experimentando", dice.


"Todos esos pensamientos nos van generando emociones, como tristeza, enojo, miedo, culpa, y esas emociones si no las regulamos, nos van generando malestar".


Esto ocurre, por ejemplo, cuando un familiar se encuentra enfermo y la persona que lo está cuidando entra en un nivel tan alto de estrés, llamado distrés, que desencadena desde malestar emocional hasta problemas de salud.


"Podemos caer en situaciones como conductas adictivas, consumo de sustancias, cambios en hábitos alimenticios, empezar a comer de forma compulsiva o dejar de comer, o insomnio".


El mindfulness o conciencia plena emplea técnicas de respiración, similares a las de la meditación, para lograr una conexión con el presente y reducir la distracción.


La práctica ayuda a debilitar zonas cerebrales del enojo y el miedo, y a fortalecer las relacionadas con la regulación de las emociones, lo que permite un equilibrio para enfrentar situaciones desfavorables.

 

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