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El especialista adscrito al Servicio de Hematología de este nosocomio, José Antonio de la Peña Celaya, explicó que el linfoma es un tipo de cáncer de los linfocitos maduros --células del sistema inmunológico--, el cual se desarrolla en los ganglios.
Cuando estás células presentan alguna alteración que las transforma en malignas, el tejido dentro de este ganglio se convierte en linfoma, detalló.
En el marco del Día Mundial del Linfoma, que se conmemora el 15 de septiembre, declaró: “El objetivo de los tratamientos es lograr la remisión de la enfermedad por periodos de cinco a 10 años.
Para ello, se cuenta con quimioterapia, inmunoterapia, radioterapia y, en algunos casos, el trasplante autólogo de médula ósea que se prescribe de acuerdo con las necesidades de cada paciente”.
El hematólogo del Issste recomendó a la población estar alerta a tres síntomas relevantes de esta patología: pérdida de más de 10 por ciento del peso basal sin que el paciente esté a dieta o en régimen de ejercicio extenuante; sudoraciones nocturnas excesivas donde literalmente parece que los bañaron en la cama; y fiebre constante sin explicación y sin ningún proceso infeccioso relacionado.
“Lo importante es identificar los signos que hagan sospechar de linfoma y, en presencia de alguno, acudir a su clínica con su médico o médica familiar para ser evaluados, porque mientras más rápido se aborda, más rápido se descubre y se empieza a tratar en beneficio de los pacientes”, comentó.
Hay cerca de 100 tipos de linfomas que se dividen en dos grandes grupos: linfoma de Hodgkin y linfoma no Hodgkin. No hay estudios de escrutinio que permitan detectar el riesgo de padecerlo, ni manera de prevenirlo.
Por otra parte, su evolución es muy rápida: “en uno o dos meses las alteraciones propias de la enfermedad ya están instaladas en los pacientes”, señaló.
Además, está lo ya conocido, que es el crecimiento de los ganglios de forma notable y muy rápida, principalmente en cuello, axilas e ingles.
A diferencia de la inflamación de ganglios provocada por infecciones, la inflamación de los ganglios por linfoma no duele.
Actualmente, afirmó, este diagnóstico no es sentencia de muerte y hay opciones de tratamiento con buenos resultados que permiten a los pacientes llevar una calidad de vida equiparable a la que tenían antes de la enfermedad, por lo que invitó a las personas que lleguen a presentar síntomas a no tener miedo y acercarse a las clínicas del instituto.