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Cuando el Covid le llega a niños

Tras casi dos años de la llegada de Covid-19 al País, ya sabemos que el virus no respeta edades.
martes, 25 de enero de 2022
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Agencia/Reforma

Tras casi dos años de la llegada de Covid-19 al País, ya sabemos que el virus no respeta edades: desde bebés hasta personas de la tercera edad son susceptibles al contagio.

Y si bien los cuidados de los adultos infectados son frecuentemente mencionados, incluyendo el obligado aislamiento y el menor contacto posible con los otros miembros de la casa, ¿qué sucede cuando los pacientes son los más pequeños de la familia, quienes requieren la ayuda de papá y mamá?

Para empezar, ¿cuáles son los signos de Covid-19 en niños? Los mismos que los vistos en adultos, apunta el infectólogo pediatra Óscar Tamez.

"Esto quiere decir fiebre, moco, dolor de garganta, de cabeza y tos. Sin embargo, debo decir que en la población pediátrica también es más frecuente ver diarrea e irritabilidad", expresa el médico de TecSalud.

"O sea, cuando tienes un bebé, un lactante o un preescolar que aún no verbaliza lo que siente, puede estar irritable, donde nada le consuela.

Puede tener humores más apagados o con menos vitalidad".

La mera sospecha de contagio, apunta el experto, debe ser suficiente motivo para realizar una prueba diagnóstica. Y sí, tanto la PCR como el test de antígenos pueden ser aplicados a bebés recién nacidos y a niños sin ningún problema o peligro.

Días tras día, el pediatra César Lucio observa la reticencia de los padres a practicarles estos exámenes a los menores. ¿La principal objeción? La incómoda sensación del hisopo.

"A estos padres dudosos les digo: 'Si el doctor les ordena una prueba para su niño, ¡háganla!'. A nadie nos gusta molestar a los hijos, sin embargo, en muchas ocasiones es necesario.

Hacer la prueba nos ayuda a tener un diagnóstico temprano, nos ayuda a que los pacientes no infecten a más personas y a darle un mejor seguimiento a los casos.

"Véanlo como el dolor de aplicar las vacunas de la cartilla: a esas no las cuestionamos. Más bien, decimos: 'Ni modo, vamos a ponerle el piquete al niño porque es por su bien'".

Si los niños obtienen un diagnóstico de Covid-19 es altamente probable que los otros miembros de sus familias estén contagiados, añade el también profesor de TecSalud.

Aquí la mejor práctica es tomar pruebas a los demás integrantes y, si no llegaran a tener síntomas, que dichas pruebas sean de PCR.

Controla tus antojos

Más de dos años de pandemia han incrementado en la población la ingesta de comida rápida; las siguientes son algunas estrategias para que esto sea cada vez menos:

- Muchas personas lidian con los antojos de manera incorrecta al tratar de restringir, evitar y distraerse de los alimentos tentadores. Se saltan el postre cuando todos los demás lo están comiendo, se alejan si un colega trae donas a la oficina y tratan de ignorar su antojo por el helado en el congelador.

- Los estudios muestran cada vez más que la restricción constante y los intentos de distracción pueden resultar contraproducentes.

- Con base en la ciencia del cerebro, expertos recomiendan estrategias como aceptar que los antojos son normales e inevitables y se pueden usar técnicas de atención plena para reconocer y volverse más consciente de sus antojos y darles oportunidad de pasar, en lugar de tratar de ignorarlos.

- Los antojos son efímeros. Investigaciones sugieren que alcanzan su punto máximo alrededor de los 5 minutos. "Surfear las ganas" significa "montar la ola" de sus pensamientos, sentimientos y antojos en lugar de actuar con base en ellos.

- No funciona si está deseando que el antojo desaparezca. Acepte que está ahí, e incluso que debe estar ahí y existir, y que está uno coexistiendo -surfeando- con ello.

Siga estos cuatro pasos:

1.- Identifique su antojo. Use la frase "Tengo ganas de comer" y llene el espacio en blanco.

2.- Obsérvelo. Observe cómo se siente cuando anhela el alimento. ¿Lo siente en el estómago? ¿Está distraído? ¿Ansioso? ¿Siente la necesidad de moverse o de seguir visitando la cocina?

3.- Esté abierto. No trate de suprimir o deshacerse de su antojo. Acepte la experiencia.

4.- Preste atención a lo que sucede a continuación. Observe las ganas a medida que aumentan, alcanzan su punto máximo, caen y aminoran.

Repare en la intensidad de un antojo. "Tengo ganas de comer papas fritas. Comenzó como en un 5, pero ahora está en un 7...".

 

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