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MADRID
/REFORMA
Una actuación muy solvente consiguió esta tarde Alejandro Adame en Las Ventas. Aunque no cortó oreja, lo que estuvo a punto de suceder, el público le tributó un importante reconocimiento.
Con una gran seguridad en el ruedo, el mexicano consiguió una faena verdaderamente interesante en la que pudo mezclar el toreo templado y de buen gusto por el temple y la largueza que le imprimió a la mayoría de sus muletazos, y no exenta de variedad, lo que le cayó muy bien al público.
Tras los consejos que le dieron su apoderado el matador retirado Mario del Olmo y el maestro "Zotoluco" quien maneja la carera de su hermano, cerró la faena con adornos antes de dejar una estocada entera de pocos efectos y varios golpes de descabello con lo que su faena se malogró al escuchar un aviso.
No obstante el público lo ovacionó y lo hicieron salir al tercio.
Con el sexto del
Festejo, Adame volvió a lucir, como toda la tarde con el capote.
En su labor de muleta, la constante fue su determinación de querer hacer bien las cosas.
Su novillo se quedó corto muy pronto y se orientó hacia dónde estaba el torero.
Al final el público lo despidió con otra cerrada ovación.
"Estoy contento, sí, pero no satisfecho. Fue una pena que en mi primero la espada haya sido obstáculo pero las sensaciones que me llevo, sobre todo con el público son muy buenas", dijo Alejandro Adame en el patio de cuadrillas a su salida de Las Ventas.
Alejandro Fermín abrió el festejo con un novillo rebrincón que le faltó fuerza. Hubo voluntad del joven torero por agradar a un público que estuvo distante porque no quisieron devolver al novillo a los corrales.
Fue aplaudido.
En su segundo poco pudo hacer y fue silenciado.
Ignacio Olmos fue el segundo espada y tuvo la mala fortuna de que su lote fuera muy complicado por lo que prácticamente pasó desapercibido.
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