La crianza en una familia homoparental --aquellas conformadas por una pareja o matrimonio del mismo sexo-- es la misma que se requiere en cualquier otro modelo familiar, siempre en función de las necesidades y la comprensión de los hijos, explica Tere Díaz, terapeuta de pareja.
"Hoy hablamos de distintos modelos de familia: uniparentales, extensas, heterosexuales y homosexuales; ya sean gays o lesbianas, las características que la diferencian es realmente el vínculo de pareja".
Tal es el caso de Gabriel Ortiz, quien desde hace tres años es padre de dos niños. Él y su esposo Yuji son pareja desde hace 14 años, nueve de ellos han estado casados y decidieron adoptar.
Estuvieron en lista de espera más de cuatro años, tiempo en el que pasaron por diversos exámenes, entrevistas, cursos, juntas y otros rigurosos filtros, hasta que les otorgaron la custodia.
"Es un proceso muy largo, muy difícil y desgastante en todos los aspectos: psicológico, emocional y físico; la espera se te hace más que eterna, pero si eres perseverante, al fin el premio es sinigual", dice.
"El objetivo de la crianza es igual, no hay ninguna diferencia y tenemos el mismo deber. A los hijos se les explica, como se le explican todas las cosas: de manera clara, sin morbo y sin reservas", ahonda el también fisioterapeuta y sexólogo.
Sin embargo, aunque algunos Estados ya legalizaron el matrimonio igualitario y la adopción homoparental, aún existen tabús, comenta Díaz.
"Los retos que enfrentan son más sociales, todavía hay pensamientos retrógradas, basados en la ignorancia, el moralismo, en distorsiones de todo tipo y creencias añejadas sobre la homosexualidad; de ahí las diferencias que enfrentan en cuanto a la crianza", dice.
"Creer que dañan puede generar patología, un estigma y una marginación; la importancia como sociedad es integrar de forma equitativa para romper con estos tabús y permitir equidad, inclusión y respeto", dice la terapeuta de familia.
Al respecto, Gabriel aconseja que, para romper estos prejuicios, es importante empezar a hablarlo y no creer lo que la gente piensa.
"Hay estudios serios donde indican que no hay una afección a los hijos que son criados por familias homoparentales y no somos diferentes. Sigan adelante con la crianza y cierren sus oídos a las críticas".