REFLEXIÓN DOMINICAL

Antonio Fernández

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La gloriosa ascensión del señor a los cielos

"Y el Señor Jesús, después de hablarles, fue arrebatado al cielo, y se sentó a la diestra de Dios". Mc. 16, 19)
domingo, 24 de mayo de 2020
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Jesucristo Nuestro Señor al final de su vida terrena sube triunfante a los cielos, refiriéndose a ello nos ilustra San León: “Porque el Hijo de Dios, después de haberse incorporado a los que la envidia del diablo había arrojado del paraíso terrenal, los lleva consigo al subir a su Padre".

Pasamos al clamoroso triunfo profetizado por David: ¡La victoria de Cristo! “Pueblos todos, batid palmas; aclamad a Dios con cantos de júbilo; porque el Señor Altísimo, terrible y sublime es el gran Rey sobre toda la tierra".

¡Cierto! Es justo y misericordioso. He aquí que el conocimiento de la victoria final de Dios por intermedio de su divino Hijo, es la ascensión gloriosa de Cristo Nuestro Señor a los cielos; ¿Qué es gloriosa la Ascensión del Señor? ¡Claro que lo es! ¡Es el triunfo de Cristo Nuestro Señor sobre el demonio! Triunfo por el que la humanidad tiene asegurada la salvación eterna, desde luego, porque toda persona al pasar por este mundo superando al mundo hasta hacer suya la gloria por la que Nuestro Señor vivió, padeció y murió; es el triunfo por el que culmina su primera venida al mundo cumpliendo el anhelo del Padre, para ello derramó su preciosísima sangre de la que una sola gota hubiera bastado para salvar al mundo del pecado, fue necesario derramarla toda porque si de salvar la humanidad del pecado se trata, necesario es derramar toda por la causa de la humanidad que vive en gravedad extrema, porque es ese mismo nivel de gravedad en las almas pecadoras, así se requería fuera el pago por ello llevó sobre sus hombros la cruz del oprobio y la afrenta de los pecados de cuanto ser humano ha, está y vendrá al mundo, la afrenta vergonzosa del mundo es gigantesca, hoy más que nunca hundida entre el materialismo y la cobardía de perder la vida terrena, sin importar la muerte eterna del alma la cual no lo entiende, no lo quiere creer como tampoco aprecia el valor trascendente de lo que significa salvar su alma y tampoco le da el valor de ganar la gloria eterna; el triunfo de la Ascensión del Señor es el cumplimiento de la promesa hecha a sus discípulos: resucitar al tercer día según las escrituras; el triunfo de su resurrección fue sentar las bases sobre las que instituyó Nuestra Santa Madre Iglesia la victoria de Cristo Nuestro Señor, la perfección de su obra divina es: ¡Su gloriosa Ascensión a los cielos! El cristiano católico jubiloso de la divinidad de Cristo con pleno gozo de las facultades del alma atrae a su corazón la palabra del Señor; “Soy Yo el camino, y la verdad y la vida: nadie va al Padre, sino por Mí".

No es una exageración afirmar que Nuestro Señor anuncia su ascensión con tiempo de anticipación. Entender el señalamiento, claro y sencillo, no es ni parece cosa fácil cumplirlo, pero cuando se está acostumbrado a las cosas del mundo el incrédulo lo convierte en una ficción que ha hecho de ella un habito, un escape para él son las críticas vanas como todo comentario irónico e insidioso que no merece Padre tan amoroso.

Cristo Nuestro Señor es el Pastor de las ovejas a las que nunca cesará de luchar por conducirlas al redil de sus pastos espirituales, tan cierto es que antes de morir dijo: “Todo está cumplido" para salvar al mundo del pecado, para eso hubo de peregrinar en el mundo anunciando la buena nueva por el camino inmerecido de la persecución e incomprensión, de los ultrajes y blasfemias y la negación repulsa a su enseñanza.


Su pasión Santísima podemos decir inicio al derramar su preciosísima sangre al ser circuncidado, en la oración del huerto, durante el juicio en casa de Caifás al ser abofeteado aflora su divina sangre de su rostro, el injusto maltrato con azotes sobre su divina espalda y el desborde de sangre en cada latigazo, cuando le fue impuesta burlonamente sobre su divina cabeza una corona de espinas puntiagudas, la inmisericorde actitud del ser humano contra la misericordia infinita de Dios su Creador clava sus divinos pies y manos al madero de la cruz y al instante se esparció su sangre por sus brazos y pies hasta el suelo siendo pisoteada por esos hombres, así continuo el suplicio hasta que ceso salir de su divino cuerpo la preciosísima sangre, concluyó su pasión, crucifixión y muerte, más las cosas no quedaron ahí, cuando el soldado da la lanzada sobre el costado en un cuerpo sin vida es entender, Nuestro Señor dio por su misericordia infinita mensaje a los siglos, al retirar esa lanza brotaron las últimas gotas de sangre porque ya no había más, con ella los pecados de la humanidad de todos los tiempos hasta el final del mundo están pagados; la gloriosa ascensión del triunfo de Nuestro Señor Jesucristo es la redención de la humanidad pecadora la consoladora promesa de salvación; la ascensión de Cristo Nuestro Señor puso fin a su permanencia en los seres humanos uno de los artículos fundamentales de nuestra fe anunciado con anterioridad por Él mismo.
El Reverendo Padre Federico Faber expone: “Jesús se nos muestra en todo lugar y a toda hora hermoso, ora cuando lo vemos desfigurado por los tormentos de la pasión, ora en los esplendores de su resurrección gloriosa, y lo mismo al mirar sus miembros dilacerados por los azotes, que al contemplarle en las inefables dulzuras de Belén.

Jesús es hermoso en su Madre. "Ello explica la alegría de los Apóstoles al verle ascender, comprendieron y entendieron la obra que su Divino Maestro hizo en ellos, por eso es también gozo en el cristiano católico de la posteridad de los siglos conocer el testimonio de los primeros, vivir en su corazón y sus sentidos su participación del glorioso momento en que ascendió a los cielos, motivados los ya Apóstoles y discípulos comparten adelantándose a los tiempos al cristiano católico de la posteridad el esplendor de su divina majestad, no deseaban dejar de fijar sus ojos en su divina persona, gozosos miraban al cielo y conforme asciende se va perdiendo de su vista, concentrado su pensamiento en lo que vivieron fueron sorprendidos al ver y escuchar a dos varones vestidos de blanco que significa: los cielos viven la fiesta de la Ascensión del Señor, les dan a conocer la palabra del Padre ; “Varones de Galilea, ¿Por qué quedáis aquí mirando al cielo? Esté Jesús que de en medio de vosotros ha sido recogido en el cielo, vendrá de la misma manera que lo habéis visto ir al cielo".

Conclusión, vivir según la fe y se será salvo.
Jesús reprende la incredulidad manifestada por los Apóstoles al ser avisados por otros de su resurrección como fue su promesa, ellos dudaron como Tomás que no creyó.

No es de ninguna manera que dejó para el último momento regañarlos por haber dudado de su resurrección, bien puedo preguntarte estimado lector, cuando hay algo que te molestó y enfadó de alguien en quien tenías confianza en tu vida, sea el hogar, el trabajo o amistades se presentó un problema que te hace modificar lo que pensabas bien de un buen amigo, pariente o jefatura, a lo que va la pregunta: ¿Recelas de esa persona, sacas conclusiones temerarias, haces crítica e intriga áspera y hasta falsa con amistades, tu familia y más? ¿Es mucho aceptar para vencer el "yo" herido poder perdonar, recuperar la amistad, dejar las cosas aclaradas y olvidarlas, esto bien lo sabes es poco comparado con la realidad buena o mala que cada quien ha vivido en su relación con otras personas, pudiendo más la inquina se termina en odio, resentimientos, venganzas y rencores de toda la vida, pero sabes una cosa estimado lector, Cristo Nuestro Señor es nuestro Padre en nada tiene de semejanza a nosotros los seres humanos, porque una cosa es haberse revestido de las miserias del cuerpo humano y otra ser pecadores como nosotros, Él jamás cometió pecado alguno.

Jesucristo Nuestro Señor Padre indulgente y tolerante, paciente, benevolente y todo misericordioso, cuando pecamos perdona, no sólo una vez sin las veces que caemos, Él con su perdón nos levanta de la misma forma en que fue comprensivo con sus discípulos lo es con nosotros miserables pecadores de los siglos por los que se pasa, Padre responsable en la corrección, dio la enseñanza que espera de sus ovejas, no dejó de corregir el error, no dejó pasarlo por alto, no dejó nada al olvido, era obligada la llamada de atención en punto tan importante de la fe y confianza en su palabra, tenía que dejar el precedente sobre todo por la obra que habrán de realizar, y como Dios es justo obró como Padre compresivo y bondadoso, y lo dio a saber al cristiano católico; …"Por último, se les apareció a los once mientras comían y les echó en cara su falta de fe y dureza de corazón porque no habían creído a los que lo habían visto a Él resucitado entre los muertos.

"Ahora creen en su Señor que ha resucitado aprendamos de las sublimes palabras de Santo Tomás de Aquino; “Quede la enseñanza, Nuestro Señor ha dejado a la humanidad de todos los siglos que no reconoce aquellos incrédulos que se aferran a la necedad obcecada de negar y despreciar los bienes de la palabra verdadera del Señor y no mantenerse en la fe, obvio que de arrepentirse venciendo las nubes negativas de la cabeza con sinceridad, Él perdona”.
De Jesucristo Nuestro Señor se tiene el convencimiento que conoce lo profundo de cada alma, lo que en ello se guarda está escondido u olvidado sea en el corazón y en la mente, por eso, viendo al ver el interior de sus discípulos se conmovieron sus entrañas por la pena, dolor y amargura debido al reclamo que fue en Él suficiente para perdonar y olvidar, aceptar su fe y confianza, aceptar su arrepentimiento, aceptar su deseo de no apartarse de su Maestro e imparte las directrices a seguir y anuncia: “Y les dijo: Id por el mundo entero, predicad el Evangelio a toda la creación".

Quiza al mundo materialista de hoy donde pocos saben derivar responsabilidad en otros, se retienen hacerlo por temor a ser superados por la capacidad y aparece la envidia que niega destruye todo esfuerzo bueno de la persona para que aplique sus habilidades, al desarrollarlas puede ser mejor esto sucede en el trabajo como en todo tipo actividades un celo maléfico como lo hizo la serpiente a Eva y cayó Adán, por eso distorsionar al prójimo con envidias, mentiras e intrigas que buscan la provocación por el escándalo aprovechando el menor error para intrigar socavando de la persona sus acciones buenas y lo que por derecho propio corresponde.

En nuestra relación con el Señor es distinto, todo lo por Él creado es obra de su perfección, razón por el que nada le detiene reconocer la fe y confianza, la fidelidad y nobleza en sus discípulos que en lo sucesivo serán conocidos como los Santos Apóstoles, para ellos como a sus sucesores a través de los siglos es y será cumplir la misión de ser fieles a su Evangelio, su doctrina y mandamiento guiando su misión en salvar las almas por Él creadas.
A continuación, da a conocer la primordial condición de salvación: fe y bautismo, legisla sobre ello: “Quien creyere y fuere bautizado, será salvó, más quien no creyere, será condenado".

Palabra clara, disposición concreta, mandato a obedecer tanto por sus sucesores como por todo hijo de Dios. Para obtener la salvación eterna habrá de ser bautizado dado que este sacramento como todos los demás han sido instituido por Nuestro Señor Jesucristo con el objeto de obtener la gracia en el alma y santificarla quedando el mandato aclarado en su forma y fórmula; “Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo".

Quien quiera o no quiera bautizarse pierde la condición de su salvación. El punto determinante del sacramento del Bautismo es la fe, es creer en Cristo Nuestro Señor, el injustificado pretexto en algunos dicen: “Yo ya creo y me salvaré, no necesito más cosas".

Gravísimo error este dicho sin valor espiritual sólo cómoda y vulnerable posición para su pasar la vida. No debiera contradecir porque fe es creer las verdades que Dios reveló y enseña nuestra Santa Madre Iglesia creada por Jesucristo Nuestro Señor.
Instruye San Gregorio sobre las condiciones para salvación del alma es la unión con Dios lo que ha revelado la necesidad de la fe y el bautismo.

Los milagros, son señales de la verdadera misión apostólica. No obstante; “Jesús le dijo: ¡Sí no veis signos y prodigios, no creeréis!".

Nuestro Señor obró prodigiosos milagros ante las multitudes que se impresionaban de ello, no creían en Él le temían y admiraban, nunca arrancó de esas multitudes una mínima expresión colectiva que manifestara creer en Jesucristo el Hijo de Dios vivo, la ocasión de la entrada a Jerusalén aclamado por las multitudes fue obra de su omnipotencia, pues esa multitud a los ocho días negó todo lo que había aclamado al Señor, sólo fueron adhesiones pasajeras, personales y en cuchicheo, consecuencia de haber visto y oído comentarios de todo tipo, el ir a verlo era como quien va a ver un espectáculo, así obró la inmensa mayoría pero en realidad no existía la fe y como carecían de ella se la pasan sin entender sólo ven milagros que no alcanzó su visión pagana y materialista a comprender que sólo Dios puede obrarlos, al ser humano no le es posible por sí mismo hacerlos sino por obra y gracia de Dios, la gracia de obrar milagros que vienen de Él en las almas de santidad así lo dispone el Señor.
En los milagros se confirma la autoridad del que predica, pero no son determinantes para fecundar por si mismos la fe.

“Y he aquí los milagros que acompañarán a los que creyeren: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán nuevas lenguas".

Dicho por Jesucristo Nuestro Señor; "a los que creyeran en Mí" Quiere decir, no es la verdadera fe la que es por encimita, verdaderamente significa que para escudriñar el interior del alma para descubrir si es real o no la santidad que se dice tener.

Los Apóstoles en efecto creyeron. Los milagros abundan y abundarán perpetuamente en la vida de la Iglesia. Jamás faltaron. Veamos, la vida de cada alma llevada a los altares por su santidad es un milagro que, para llegar a ese lugar predilecto por su santidad, hubo de conocer Nuestra Santa Madre Iglesia la veracidad del milagro que se presenta como realizado en esa condición, y hasta que sea desmenuzado en todos los sentidos, a ese momento se dará paso o no a la realidad del milagro.

Los milagros frecuentes en los comienzos del cristianismo, dice San Gregorio: “Eran necesarios para que echara la nueva planta su raigambre en el mundo".

El Nuevo Testamento da a conocer innumerables milagros obrados por Cristo Nuestro Señor y los Apóstoles. “Tomarán las serpientes y si bebieran algo mortífero no les hará daño alguno; sobre los enfermos pondrán sus manos y sanarán".

Sin arrebatarles la vida las tomarán con sus manos y estos serán dóciles a lo que con ellos haga, parece que la costumbre de esos tiempos era quitar la vida cuando de forma habilidosa se daban pócimas venenosas.

Ha sido la Persecución una ley de Nuestra Santa Madre la Iglesia: carga que el cristiano católico habrá llevar en su paso por el mundo, hoy como ha sido a través de la Historia de la Iglesia mirarla de frente, Cristo Nuestro Señor a partir del Nuevo Testamento fue perseguido que sus enemigos creyeron con su muerte terminaba todo, en realidad es el principio que inició en la Cruz donde entregó su cuerpo, alma y divinidad por nuestra salvación, persecución no terminada, el demonio avivó la persecución y hoy es una inmensa pléyade de mártires de Cristo Nuestro Señor, a su muerte vino la Resurrección a cimentar las base de su Iglesia con sus Apóstoles, vino la gloriosa Ascensión del Señor a los cielos majestuosa, de ella en el cristiano católico se goza su corazón reconociendo la Realeza de Cristo Nuestro Señor que San Pablo enseña culto de adoración al Rey de Reyes y Señor de Señores; "Para que toda rodilla en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra se doble en el nombre de Jesús, y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios”.
hefelira@yahoo.com

 

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