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A jugar con los sentidos

Promover la sana convivencia, el entretenimiento y de paso sembrar la inquietud por la gastronomía pueden ser algunas ventajas de invitar a los peques a cocinar.
jueves, 30 de abril de 2020
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Agencia/Reforma

Promover la sana convivencia, el entretenimiento y de paso sembrar la inquietud por la gastronomía pueden ser algunas ventajas de invitar a los peques a cocinar durante estos días en que es necesario permanecer en casa.
Karla Castro, chef del restaurante La Cueva de Don Cenobio, en Guadalajara, enlista un sinfín de beneficios de interactuar con los niños en la cocina, comenzando por agudizar los sentidos del olfato, tacto y gusto, y continuando con las experiencias sensoriales que recordarán en la edad adulta.
"Incluir a los niños en la cocina es sinónimo de forjar buenos hábitos desde temprana edad, como la buena comunicación, el orden y la disciplina, que son indispensables para llevar cada paso de la receta a buen puerto; se les enseña también paciencia pues las preparaciones requieren su debido tiempo y proceso.
"Cuando les permites entrar a la cocina no sólo les compartes recetas, sino que creas experiencias que serán gratas de recordar.

Al estar frente la cocina, se desarrollan todos los sentidos y especialmente el olfato, uno de los sentidos más ligados a la memoria", argumenta la cocinera.
Apoyando este último argumento, la periodista y sommelier Bianca Bosker en su libro "El Vino", describe el papel tan importante que desempeñan la nariz y la lengua para desarrollar la memoria sensitiva.
"En 2005, en Italia, un grupo de científicos publicó el resultado de un estudio que realizó en colaboración con el neurólogo y profesor Richard Frackowiak.

Se demostró que las reacciones cerebrales para identificar sabores y aromas de los líquidos que probaron (entre los vinos tinto, blancos, dulces y soluciones azucaradas) están asociadas con procesos emocionales", se lee en el libro.
Finalmente, Juan José Tamayo, fundador del Colegio Gastronómico Internacional, en Guadalajara, declara que impulsar los pasos de los infantes hacia un rumbo gastronómico puede resultar en un emprendimiento el día de mañana.
Hablando de edades, Tamayo recomienda que sea a partir de los 6 años de edad cuando los niños empiecen a introducirse de manera activa en la cocina; a partir de los 13 a manipular cuchillos, y hasta los 16 trabajar con fuego, siempre bajo la instrucción y supervisión de un adulto.
"Es necesario darles a conocer los riesgos que implica estar en la cocina para que estén conscientes, pero no crearles miedos.

Hay que partir por generarles el interés por la comida y motivar su creatividad, ideando sus propias recetas; sugiero que inicien con la invención de ensaladas, por ejemplo, ya que son alimentos que no necesitan pasar por la lumbre y les dan los nutrientes que tanto se necesitan en estos momentos", expresa.
Bienvenidos a la cocina
De la misma manera en que los niños están familiarizados con los bordes redondeados del control de videojuegos, bríndales herramientas sin terminaciones punzocortantes que les ayuden a emprender esta nueva aventura.
- Asígnales tareas como untar o mezclar que atraigan su atención, pero sin ponerlos en riesgo.
- Cuando se trate de picar alimentos con cuchillos filosos y manipular alimentos con fuego, serán tareas exclusivas para los más grandes.
- Opta por utensilios de plástico, metal u otros materiales que no se quiebren.
- Acomoda los objetos de tal manera que no sea fácil derramarlos, y procura los contenedores con tapa.

 

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