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Todo tiene una explicación

La impulsividad y el fuerte temperamento caracterizan al adolescente, pero existe una razón neurológica detrás de este comportamiento.
miércoles, 8 de enero de 2020
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Agencia/Reforma

La impulsividad y el fuerte temperamento caracterizan al adolescente, pero existe una razón neurológica detrás de este comportamiento.
Para entenderlo primero hay que comprender qué pasa en el cerebro y cómo se desarrolla, explica Luis Espinosa Sierra, presidente del Colegio de Médicos del Estado de Nuevo León.
El sistema nervioso central está formado por el cerebro y la médula espinal, y cada área tiene una función particular.
"El comportamiento temperamental está ligado a la función que tiene la corteza (parte superficial del cerebro) en el área frontal.

Esta área es responsable de funciones ejecutivas como la planeación a largo plazo, juicio por hacer o no hacer algo, las habilidades para tomar decisiones, la capacidad de atención y de inhibición de una conducta o de una acción", explica el experto.
"Al adolescente muchas veces lo vemos como que 'aún no tiene juicio' o 'le falta capacidad para tomar decisiones importantes a largo plazo'.
En realidad, esto tiene que ver con la maduración, es decir su corteza cerebral, las conexiones que son la sustancia blanca todavía no están completas.

Esto es uno de los determinantes neurológicos del porqué vemos a los adolescentes temperamentales, temerarios, o por qué toman decisiones como las toman".
La corteza cerebral, también llamada sustancia gris, es donde se encuentran las neuronas o los cuerpos neuronales.

Se divide en la parte anterior (corteza frontal), que controla el lenguaje y el habla, y la parte posterior (corteza occipital), que procesa la visión que entra por el nervio óptico.
En el centro del cerebro hay cúmulos de cuerpos de neuronas (ganglios o núcleos basales) y en el intermedio hay sustancia blanca (todas las conexiones entre los cuerpos neuronales).
"En el adolescente todavía hay muchas conexiones de esta sustancia blanca que aún no están completas y que vienen a terminar entre los 18 a los 22 años", menciona el especialista.
Aún no madura su cerebro
Cuando una persona se comporta con madurez es porque su cerebro ha empezado a experimentar cambios: el primero, cuando las neuronas migran hacia el lugar que van a quedar definitivamente; el segundo, cuando son cubiertas por completo de mielina (sustancia que facilita y hace más rápida las conexiones neuronales) y por último, cuando se completan todas las conexiones.
"La maduración del cerebro tiene su etapa más acelerada entre los 7 meses de gestación hasta los 2 años.

La siguiente es de los 2 a los 5 años. En esta etapa se desarrolla el área motora y aprendemos a caminar, las neuronas todavía están cubriéndose de mielina".
El número de conexiones aumenta entre los 5 y 18 a 22 años, cuando el cerebro llega al máximo volumen y peso, asegura el médico.
La parte física o emocional desde el punto de vista neurológico, tiene que ver con una estructura que está en el lóbulo temporal y que se llama amígdala.
"Esta amígdala es la estructura responsable de procesar emociones y que forma parte del sistema límbico, este sistema es el que se encarga de procesar emociones y la memoria.

Tiene muchas conexiones con la corteza frontal e influye en las decisiones que toma el adolescente", explica el especialista.
"Ese enamoramiento tiene que ver con las emociones, esa pasión que presentan los adolescentes por la música, los deportes, una persona o una sustancia", detalla Espinosa Sierra.

"Ahí viene la parte negativa, cuando conocen sustancias que le producen gran emoción, hay una fijación por estas sustancias o una persona cuando se enamora, la expresión del primer amor no se olvida y tiene que ver con esa fijación de las emociones que dominan sobre las habilidades de tomar decisiones a largo plazo o para tener juicios".
Prepáralos para la adolescencia
Aunque a simple vista así parece, las emociones no son más intensas en la adolescencia, sino que así las percibe el cerebro, explica presidente del Colegio de Médicos del Estado de Nuevo León.
"Los adultos juzgamos porque los adolescentes toman decisiones como manejar a exceso de velocidad, excederse al tomar bebidas alcohólicas, tener actividad sexual sin protección.
Todo esto tiene que ver con sus conexiones que dominan sobre su corteza frontal.
"Hay algo que se llama sistema de recompensa y tiene que ver con un neurotransmisor que es la dopamina; por ejemplo, si un color hace que se produzca dopamina, me va a gustar ese color, un aroma de un perfume, comida o lo que sea que me produce cierta emoción, eso va a generar en mi cerebro la sensación de recompensa".
Las emociones son como las percibe el cerebro y esa percepción depende de la capacidad que tengamos de emitir un juicio y tomar decisiones.
El experto aconseja a los padres de familia preparar a los hijos durante la infancia.
"El adolescente tiene esa característica de ser temerario, retar al destino, ir al límite del peligro, sólo van a sobrevivir los más aptos.
"Al adolescente hay que prepararlo durante la infancia para enfrentar esa toma de decisiones en la adolescencia, a pesar de su inmadurez de su corteza frontal y de la dominancia de la amígdala, estos adolescentes van a ser capaces de sobrevivir esta etapa", añade.

 

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