En la Oponión

Pbro. Miqueas Cantú Mtz

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La caída de la victoria 

Todos en algún momento de la vida hemos experimentado una derrota o un rotundo fracaso. Porque la derrota y el fracaso es una posibilidad para alguien que está activo
domingo, 1 de diciembre de 2019
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Todos en algún momento de la vida hemos experimentado una derrota o un rotundo fracaso. Porque la derrota y el fracaso es una posibilidad para alguien que está activo o que está intentando algo positivo.

Lo peor de una experiencia negativa es quedarse ahí, abrazado de la vergüenza y sentado en el llanto de la desgracia.
Pero no es descabellado pensar que el peor momento de tu vida puede ser la oportunidad para vislumbrar el éxito.


Art Mortell, autor de diversos libros dice: "Sin adversidad no hay crecimiento".
Daniel Goleman escribe en su libro Inteligencia Emocional, que existe en la inteligencia del hombre un cociente que él le denomina AQ, que es el nivel de adversidad que uno está condicionado a soportar hasta conseguir sus metas.

Y explica que hay tres grupos de personas ante la adversidad, el primer grupo son los desertores, estos abandonan ante la primera caída. El segundo grupo son los conformistas, estos no se arriesgan, ante cualquier amenaza de fracaso se detienen y viven en un cuadro de comodidad.

El último grupo se les denomina los escaladores, ellos son los que escalan aunque sea difícil, aunque se tropiece y todo esté en contra.

Ellos avanzan a pesar de.
La caída es inminente pero ¿qué vamos hacer ante esta situación?
La historia bíblica nos relata que el peor día de Jesús, fue la oportunidad de salvación para todos los que creen.

Jesús experimentó en la cruz la burla, el menosprecio y el olvido. Pero de su día más difícil él otorgó esperanza .
El viernes él fue derrotado pero llegó el domingo y se levantó victorioso.

Tu caída, tu fracaso, el peor día de tu vida no es el punto final. Si pones tu confianza en el hijo de Dios, él te dará esperanza, visión y una nueva oportunidad para avanzar.

No sé detenga, Dios tiene poder para cambiar su llanto en alegría. Bendecido día

 

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