REFLEXIÓN DOMINICAL

Antonio Fernández

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Cristo afirma su divinidad

…” ¿Quién de vosotros puede acusarme de pecado? Y entonces si digo verdad, ¿Por qué no me creéis? “… ( Jn 8, 46)
domingo, 18 de marzo de 2018
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San Agustín, alma fervorosa y apasionada en el amor a Dios, de su corazón florecen no elevados pensamientos que ensalzan, ni palabras de elogio o expresiones impactantes o de halago y exaltación, lo que flore es su amor virtuoso, consecuencia de la gracia que conduce a la perfección del alma y a la contemplación, brotando de los labios del Obispo de Hipona predicaciones, escritos y obras, convertidas en oración que fluyen de lo profundo de su alma, de su anhelante corazón aflora la expresión más pura de reconocimiento a la divinidad de Cristo Nuestro Señor, que expone de múltiples formas el Doctor de la Iglesia, lo que habrá el cristiano católico de comprender, que quien no tiene amor a Dios por lo que va obrar, no podrá obrarlo porque no tiene ese amor que da vida y salud en Cristo y por Cristo, por lo que el Doctor de la Gracia nos adoctrina; …” Busco a Dios en cada cosa creada y no lo hallo.

Dentro de mi alma es donde tiene su mansión; aquí está, de aquí me mira amorosamente y me gobierna y me llama y me premia “…El amor está en la obediencia que se profese a Cristo Nuestro Señor, porque si el cristiano católico no lo ama no tendra fuerza para obedecerlo, esta es la enseñanza del Señor; cuando no se le ama, es porque no hay obediencia, hay desprecio y negación, rechazo y perfidia contra su divinidad, porque no se cree en Él, por lo tanto se abomina su doctrina y mandamiento, esto es lo que Jesús padeció en su paso por el mundo que vino a redimir.

Desde el inicio del tiempo de Cuaresma, la Santa Iglesia nos pide ayuno y penitencia para que en comunión con Nuestro Señor corresponder a lo que Él quiso padecer por nuestra salvación, dándonos a conocer en los pasajes de la vida de Jesús, el camino a la flagelación, pasión, crucifixión y muerte redentora, nos enseña el impulso y aliciente que inflame el corazón cuando por nuestra salvación hubo de enfrentar y vencer la tentación del diablo en tres ocasiones; de hacer participar a sus discípulos en su Transfiguración, para conocer del Señor como vive en la gloria eterna; expulsa Jesús el demonio de un poseso, y sus enemigos lo acusan de estar en secreto contubernio con Beelzebúl, príncipe de los demonios; revela a los siglos su divinidad en el milagro de la multiplicación de los cinco panes y dos peces, que en vez de reconocer su divinidad de Hijo de Dios y creer en Él, quiere llevarlo la muchedumbre a Jerusalén para aclamarlo rey, acontecimientos que invitan a despojarse de la incredulidad que manipula el alma, Jesús nos enseñó a vencerlo, obrando bien y evitando el mal.

Jesús va a dejar absoluta y totalmente revelada y declarada su divinidad a la muchedumbre que le sigue, y al sanedrín que lo persigue, de estos últimos nada merece de Cristo Nuestro Señor, ni su palabra de verdad, ni su doctrina, ni su mandamiento, menos sus milagros, a su misericordia y caridad cierran sus oídos, nada toman de Jesús en consideración, les molesta todo lo que obra, se enciende su ira y arrebato cuando el pueblo intenta despertar de su letargo y empieza a escucharse el reconocimiento a Jesús de ser el profeta esperado de siglos, movido el sanedrín por su incredulidad, a todo ponen duda, hacen vacilar y titubear a un pueblo engañado, como ahora se hace al decir a las multitudes que lo malo es bueno y lo bueno es malo, sembrando desconfianza a la verdad, por lo que Jesús catequiza a Israel, y cuando dijo el sacerdote del templo jactándose de ponerlo a prueba, pregunta; …” Uno de ellos, le propuso está cuestión para tentarlo: Maestro ¿Cuál es el mayor mandamiento de la Ley? Respondió Él: Amarás al Señor tu Dios de todo corazón, con toda tú alma, y con todo tu espíritu” …La omnipotencia de Jesús mueve a este doctor de la ley a preguntarle, para Él evangelizar dando a conocer su divinidad, que, si bien sintió que la voz de Jesús penetro sus entrañas, retraen ese impulso y no lo afirma, pero en su interior, rechaza la divinidad de Jesús.


Ahondando algunos pasajes donde Cristo Nuestro Señor muestra a sus enemigos, a las muchedumbres, como a sus discípulos su divinidad de Hijo de Dios; …” Cuando Jesús llegó a la casa del magistrado, (Jairo) vio flautistas, y el gentío que hacía alboroto, y dijo; ¡Retiraos! La niña no ha muerto, sino que duerme.

Y se reían de Él” … Juzgan al Hijo de Dios, despreciando su palabra, cuando dijo; …” La niña no ha muerto” …A ese momento dio a conocer su divinidad, que no vieron y no escucharon, menos discernir que solo Dios puede dar y tomar la vida, incrédulos agravaron su alma.

Pasando a otro momento; …” Jesús les hablo otra vez y dijo: Yo soy la luz del mundo, Él que me siga, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.

Le dijeron, entonces los fariseos: Tu te das testimonio a ti mismo: tu testimonio no es verdadero “…A esta respuesta se le llama: Incredulidad, fe cero, y cero aceptaciones, mofándose de Jesús siembran duda, para negar su divinidad; los enemigos de siempre, cargan con mayor ira y coraje contra la divinidad del Señor; …” Ellos le dijeron: ¿Dónde está tu Padre? (Pregunta irónica) Jesús respondió: Vosotros no conocéis ni a Mí, ni a mi Padre; si me conocieseis a Mí, conoceríais también a mi Padre “…La contestación de Jesús es verdad, Él no miente como el mundo, con firmeza ha reprendido a los falsos que se dicen servidores de Dios, su palabra es para que los sacerdotes, escribas y fariseos, como ancianos de su tiempo, y los de todos los tiempos, en especial del siglo que vivimos, a pesar de su incredulidad e injurias, contradecirlo e impugnar su palabra y doctrina, Jesús no cesa de invitar a ver su error y a que hagan suya su doctrina de salvación sin apartarse de ella.

Revelando a sus discípulos su divinidad; …” Dijo Felipe; Señor, muéstranos al Padre, y esto nos basta. Respondióle Jesús: Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, ¿Y tu no me has conocido, Felipe? El que me ha visto, ha visto a mi Padre.

¿Cómo puedes decir: muéstranos al Padre? “… Es posible que lo decía, porque en Felipe su fe era todavía incipiente, que escuchaba los comentarios de otros, pero el Señor amoroso, manso y dulce, con resolución les ha dado a conocer su divinidad.

Y estando en el templo, declaro a los ahí reunidos; …” Creedme: Yo soy en el Padre, y el Padre en Mí; al menos creed a causa de las obras mismas “…Esta promesa se cumple en el cristiano católico cuando con fe y confianza en los méritos de Nuestro Señor Jesucristo, anima su espíritu a la fidelidad de que al dirigirse a Jesús se dirige al Padre.


Hoy el Señor nos lleva a examinar la realidad de nuestra alma, nos adentra al camino que no debiéramos haber tomado, muchos se han ido cuesta abajo en palabra, obra y pensamiento, ¿decir no es cierto? es engañarse así mismo, lo mejor es sacar una mínima nobleza sin engañarse, bien se sabe lo que se ha hecho en actos y obras para ser impuro en lo que debiera ser limpio, una sola pregunta del Señor y estaremos entre la espada y la pared, sacudida que estremecerá nuestro ser de arriba abajo: porque la conciencia reclama: …Tú no estás bien con tu Padre del cielo, significa que no te importa su doctrina y mandamiento, no te importa la virtud y el amor a Dios y al prójimo, pues si fuera esto importante en tu vida no lo ofenderías como lo ofendes …Por eso la pregunta turba, y perturbará más en los últimos momentos de vida.

Adelantando a la pregunta de Jesús, hagámosla a nosotros; … ¿Escucho la palabra de Dios? ...Por si no lo sabes estas entrando a tu medidor que te comprobara tu situación, lo real es que tu sabes que ese medidor es tu verdad ante Dios.

Nuestro Señor en este pasaje demuestra a sus detractores que la verdad los hará libres, ellos no entendieron, porque son carentes de fe, lo mal interpretaron diciendo que ellos no eran esclavos de nadie, a lo que Jesús dijo; …”En verdad, en verdad, os digo, todo el que comete pecado es esclavo del pecado “…Obvio que esa respuesta los incomodo sobremanera, a tal grado fue su ira que niegan a Jesús su divinidad, pero Él sigue adelante en su exposición, la que lleva al punto donde tienen que responder: si o no, así como la víbora se desliza por la selva, ellos actúan no con razonamientos porque no los tienen, sino que cargan contra el Señor con ultrajes, Él interroga con serenidad; …” ¿Quién de vosotros puede acusarme de pecado? Y entonces si digo verdad, ¿Por qué no me creéis? “… Debieron guardar silencio, no tuvieron que responder, su mente ágil repasa “algo que decir” como no hay nada de que acusarlo guardan silencio y con ello otorgan la realidad, Jesús es justo.

Al examinar la pregunta del Señor vemos dos razones con que rodea a sus acusadores; o me convencen de ser pecador y de mentira mi doctrina o deben creer que en mí no hay pecado, en mi está la verdad y que Yo soy la verdad, abro la puerta de mi misericordia, esto y más le dio a entender lo que bien entienden; …Es necesario creer en Mí… Y por si mismo confirma su divinidad a que cómo no hay nada que recriminar de pecado, el adoctrina cuando dijo: …” El que es de Dios, escucha las palabras de Dios: por eso no la escucháis vosotros, porque no sois de Dios “…Sobre ello San Gregorio invita a reflexionar; …” Cada uno pregúntese a sí mismo, si acoge las palabras de Dios con los oídos del corazón y entenderá de donde viene “… ¿Cuál será la respuesta? No hay necesidad de suponer como es en unos y otros el interior de su alma, en todo ser humano existe un lugar para el arrepentimiento y este tiene un común denominador: ¡Perdón Señor Perdón!
La incomodidad de la verdad embala los sentimientos de limpios a impuros, ¿Por qué dejar que la verdad triunfe? ¡Contra ella! a contradecirla, a rebatirla, a buscar una coyuntura que la desprestigie, que la eche abajo, por eso los escribas, fariseos y sacerdotes del templo en el acto reaccionan; … “A lo cual los judíos respondieron diciéndole: ¿No tenemos razón, en decir que Tú eres un samaritano y un endemoniado? “… Estos no quieren a los samaritanos, los odian de corazón, y acusan al Señor de ser como ellos, cuando que Él nació en Belén, pero para ellos decirle samaritano era insultarlo, no quedando satisfechos con su intención, cargan contra Él al que comparan intentando detener su palabra y sin más lo acusan de ser un endemoniado; ¡Increíble! Pero no tanto, hoy la conducta humana de este siglo le dice lo mismo que sus difamadores, hasta con mayor perversión y desprecio, esto no es una exageración, basta dar una vista a nuestro alrededor y descubrimos tantas cosas contra el Señor, que nos atemoriza el día del castigo.

Responde a sus diatribas Nuestro Señor Jesucristo al sentenciar; … “Jesús repuso: Yo no soy un endemoniado, sino que honro a mi Padre, y vosotros me estáis ultrajando” … Uno se pregunta; Sabiendo la realidad sobre la divinidad de Jesús, Hijo de Dios, el Mesías esperado, ¿Se le trata calumniando y difamando su naturaleza divina? ¿Decir que la verdad está envuelta con la maldad? Ha este momento estarán pagando su osadía los pecadores, con un solo acto de su maldad, aunque se califique de pequeña, actúa, como fue en esos incrédulos, y hasta con más fuerza de la que ellos ha ejercido, asemejándose al pasaje del evangelio, que nos dice; cuando un demonio es expulsado de una persona, este conspira para volver, y va por otros más perversos que él para apoderarse en definitiva de esa alma, al ver estas situaciones que vivimos en el mundo, el cristiano católico tiene el deber ver que Jesús padeció por todas ellas, por la salvación de las almas, y correspondiendo las almas en gracia a ese amor con mayor disposición del corazón, compadecernos de nuestras miserias y flaquezas, suplicando que su gracia, y fortaleza misericordiosa permanezca hasta el final del camino de la vida terrenal.


Continua Jesús su Catedra, … “Más Yo no busco mi gloria; hay quien la busca y juzgará “… Da a comprender, toda injuria en su contra del tamaño que sea, agrava el estado del alma, por que la justicia va obrar, al negarse en tiempo de vida los medios que se otorgan y dispensan a las almas para su salvación, así muestra el Padre la divinidad de su amado Hijo, pero al permanecer alejada el alma del bien puesto a su disposición, solo Dios tenderá la mano al sincero arrepentimiento del corazón endurecido por la vida incrédula que ha llevado, es vencer y dominar el orgullo de la soberbia maligna, dijo Jesús; …” En verdad, en verdad, os digo, si alguno guardare mi palabra, no verá jamás la muerte “… Por lo que Ilustra San Juan Crisóstomo; …” Quien habrá guardado mi doctrina no solo con la fe, sino también conduciendo una vida pura, no se condenará “… La muerte a que se refiere Nuestro Señor Jesucristo, es la muerte o condenación eterna, por lo que el mejor y único camino a seguir es; Guardar su doctrina, esto es su palabra, hasta hacer de ella hábito de vida y costumbre, teniendo presente a Cristo afirmando su divinidad.

Pero cuando la dureza del corazón amarra a la amargura que la soberbia maligna tiene acosado el corazón, hace ver en su derrota, que la única salida es lanzar diatribas sin escrúpulos contra Dios en su divino Hijo; ... “Respondiéronle los judíos: Ahora sabemos que estas endemoniado.

Abrahán murió, los profetas también; y tu dices: Si alguno guardare mi palabra no gustará jamás la muerte. ¿Eras, pues, más grande que nuestro Padre Abrahán, el cual murió? Y los profetas también murieron; ¿Quién te haces a Ti mismo? “… ¿Qué escuchamos en estas palabras? Incredulidad, rechazo y oposición, ¿Por qué esta actitud? Miremos, están en el error de un pecado por el que fueron perdiendo su salvación, su orgullo fue un castillo de naipes, que, al mover una carta de sus errores, cayó a la hora de su muerte todo lo que decididos fueron contra su Creador.

Reconocer con humildad este proceder, pero cuando el alma se aleja de Cristo, se vuelve con desprecio a su deseo de amarle y servirle, porque no se puede amar a Dios en pecado, no se puede servir en pecado, una y otra actitud es negar la divinidad de Cristo, es ir al mar borrascoso embravecido por las olas del mundo, es perder de vista el faro que orienta al puerto de salvación.
hefelira@yahoo.com

 

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