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Dichos cambios en el estado de ánimo pueden llevar a quienes los padecen a tener intentos frenéticos para evitar situaciones de abandono real o imaginario, e incluso a tener comportamientos destructivos, como la autolesión o intentos de suicidio.
Se estima que hasta 5.9 por ciento de la población adulta mundial podría padecer este trastorno, de los cuales las mujeres serían las más diagnosticadas, aunque algunos estudios han destacado que los hombres a menudo se diagnosticaran con trastorno de estrés postraumático o depresión.
Se caracteriza por que las personas con TLP sienten las emociones intensamente y durante largos periodos de tiempo, siéndoles más difícil volver a una base estable después de un episodio emocionalmente intenso.
Las causas que lo provocan puede ser la combinación de diversos factores. Entre ellos destaca la genética, que a pesar de que no se ha demostrado que un gen esté directamente relacionado al TLP, se ha visto que esta enfermedad tiene fuertes vínculos hereditarios.
Otra pueden ser factores ambientales, por ejemplo la experimentación de acontecimientos traumáticos, como abuso físico o sexual durante la infancia, o negligencia y separación de los padres.
También se destaca la función cerebral, es decir, la manera en que funciona este órgano, siendo que las porciones del cerebro que controlan las emociones y la toma de decisiones o juicio, pueden no comunicarse bien entre sí.
Su diagnóstico puede darse a partir de una entrevista psiquiátrica minuciosa, evaluaciones médicas y hasta entrevistas con familiares y amigos; en tanto que el tratamiento incluye psicoterapia y medicación, como estabilizadores del estado de ánimo, antipsicóticos, antidepresivos y ansiolíticos; así como apoyo familiar.