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Desaparecen construcciones de sillar

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EL TECHO de esta vivienda colapsó y dejó ver las gruesas paredes de sillar (al fondo), que después fueron reforzadas con ladrillos.
Esquina de las calles Guadalupe Victoria con Allende, Zona Centro. El techo de una vivienda abandonada colapsa
lunes, 12 de febrero de 2018
Por: Jesús Rivera
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Su construcción data de finales del Siglo XIX, con el techo soportado por vigas de madera y láminas de cartón negro con paredes de sillar y ladrillo.
Lo más probable es que en ese lugar se construya alguna tienda de conveniencia, como ya ha sucedido con muchas otras viviendas elaboradas a base del mismo material.
El caliche es una de las rocas más abundantes en el subsuelo de la parte oriente de Reynosa.
De hecho, las llamadas Lomas de San Antonio son afloraciones de material calcáreo de carbonato de calcio que se van haciendo más escasas hacia el poniente, donde hay más material arcilloso y la pizarra sustituye a la roca caliza.
Con ese material tan a la mano, no es de extrañar que los primeros habitantes de aquellos lomeríos utilizaran el caliche para elaborar el sillar.
El sillar es una roca toscamente labrada en forma cúbica, que puede usarse para construir edificios como si fueran ladrillos.
Si se recorren las calles del centro de la ciudad, aún se pueden ver viviendas cuyas paredes fueron levantadas con sillar y argamasa.
Un ejemplo es el inmueble donde se ubica el Museo Histórico de Reynosa.
En 1990 la Adminstración Municipal de Ramón Pérez García mandó rescatar el viejo edificio de una planta que anteriormente servía como vivienda, pero que por sus condiciones físicas fue abandonado.
Se remodeló por completo, dejando visible en la parte superior de una de las esquinas una sección del material antiguo con que fue edfificada.
Cerca de ahí, sobre la calle González Ortega, hay una serie de casas de sillar, como la que se localiza en la esquina con la calle Morelos, propiedad de Adán Rodríguez Salinas.
En la Zona Centro han desaparecido inmuebles que fueron sustituidos por modernas construcciones para tiendas de conveniencia, entre ellos, el de la calle Allende con J.B.

Chapa, en la Morelos con Benito Juárez y en la calle Juárez con Guerrero.
El sillar fue el material de construcción más popular entre los habitantes de Reynosa entre finales del siglo XIX y principios del XX, debido a la abundancia de roca caliza que era fácilmente desprendida de las pequeñas e inclinadas lomas con las herramientas de que se disponía en aquella época.
Hoy, frente a la Casa de la Cultura, sobre la calle diagonal Issasi, podemos ver los restos de la residencia que pertenecía a esa familia, también a punto de colapsar.
El Registro Estatal de Edificios, Infraestructura, Monumentos Conmemorativos y Murales con Valor Histórico-Artístico-Cultural, incluye por lo menos una veintena de edificaciones elaboradas a base de sillar, de las cuales ya sólo quedan algunas de pie.

ASÍ SE CONSTRUÍA EN REYNOSA
En Reynosa había bancos de caliche de donde se extraía el material que después se convertía en sillar.
Mientras tanto, del otro lado del río Bravo había quienes se dedicaban a convertir la roca en cal para la argamasa que unía los gruesos bloques.
Martín Salinas Rivera, antropólogo y curador del Archivo Histórico de la ciudad, relata que "Reynosa está sobre sedimentos que se conocen como La Formación Reynosa, que pertenece a un período que tiene 1 millón, 800 mil años; existe ese tipo de sedimento que es de litoral costero y si uno se va hacia el poniente hay otro tipo de sedimentos y otro tipo de material, como es la arenisca o la caliza".
Explicó que las construcciones de cada población varían de acuerdo con el tipo de roca que más abunda en el subsuelo.
Mientras que Reynosa se asienta principalmente sobre caliche, en Mier y Camargo hay más material de arenisca.
Tanto del caliche como la arenisca se puede elaborar el sillar, sin embargo, los habitantes de Reynosa de finales del Siglo XIX optaron por aprovechar el recurso que tenían en abundancia.
Con paredes de hasta medio metro de ancho, el estilo de aquellas construcciones era robusto.
Sin embargo, la misma consistencia porosa de la caliza no era demasiado duradera, y ahora vemos que la mayoría de las paredes que aún quedan en pie se están desmoronando.
Esa es la razón por la que vemos techos colapsados, como el de la casa de Guadalupe Victoria con Allende.
Salinas Rivera, al hacer algunas referencias históricas, estableció que el sillar se cortaba de la roca madre en una medida de aproximadamente medio metro de ancho por ochenta centímetros de largo, que era lo que podía cargar un hombre promedio.
Ese era el tipo de material que se utilizaba para levantar las paredes.
"Y por ejemplo-señaló- en otras comunidades como Reynosa-Díaz no existía ese tipo de material, entonces ahí no quedaba otra opción que hacer los jacales de leña o de carrizo o utilizar el adobe, porque el material de arenisca estaba alejado, hacia el sur y no se podía traer fácilmente".
El caliche, compuesto principalmente por carbonato de calcio y otras impurezas, se origina en los caparazones de los moluscos que vivieron hace millones de años en lo que era un litoral marino.
Por ese motivo se encuentran afloraciones del material en la parte oriente de Reynosa y en una línea que se prolonga hasta lo que es el Charco Escondido.
Salinas Rivera asegura que aún ahora muchos de los edificios construidos en ese poblado eran precisamente de sillar de caliche.
"Al Charco Escondido todavía le toca ese material, material de caliche; es una caliza, una formación por evaporación, cuando estaba el litoral costal; de aquí a la costa es material Cuaternario, y de aquí hacia arriba es Terciario, pero es el último período del terciario cuando se forma ese material de caliche", dijo.
La caliza tuvo otra función.

En el Archivo Histórico se refiere a la técnica de mortero, que era el triturado del caliche y posteriormente su cocción por 48 horas hasta que queda la cal viva, un polvo blanco que se mezclaba con la arena y se usaba como argamasa para unir los bloques de sillar.
-¿Aún hay construcciones de sillar en Reynosa?-se le preguntó.
-Sí.

Es una de las tradiciones, es más, si uno va a El Charco Escondido todas las casas son de sillar de caliche, porque el sillar puede ser de arenisca o de otro tipo de piedra.

El sillar es el bloque, pero el material de aquí era el caliche o caliza. Se recorta, se hace el cuadrado y por ejemplo, el siglo pasado se utilizaba una amalgama y se iban pegando y formando lo que era la pared.

Ya no se cortaba el peñasco, el sillar, sino que se agarraban los pedazos y se iban pegando a la pared.
Parte del viejo campanario de la iglesia de Guadalupe fue construido con ese método.
Con la llegada del nuevo siglo y la adopción de nuevas técnicas de construcción, el sillar fue sustituido por ladrillos y adobes cocidos.
Hace apenas unos años, en la colonia Actrices Mexicanas, un hombre se dio a la tarea de rescatar el viejo sistema de construcción mediante sillar.
Con unos cinceles obtenía los cubos de caliche y luego los empotraba, pegándolos con cemento hasta formar las paredes de la construcción.
Un recorrido de LaPrensa.mx por calles de la Zona Centro de Reynosa dio como resultado que la mayor parte de los edificios de sillar dejaron de habitarse desde hace varias décadas.
Abandonados por sus propietarios, sin mantenimiento, pronto colapsan y dejan ver sus paredes desnudas.
A un lado del edificio San Carlos, al fondo de un estacionamiento privado, hay toda una pared de sillar que puede ser fácilmente identificada por lo tosco del material utilizado en su construcción.
El historiador indicó que en poco tiempo los edificios de sillar será cosa del pasado, ante el avance de la modernidad en Reynosa.



 

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