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La experta detalló que en esta época la incidencia de enfermedades respiratorias incrementa hasta 70%, en comparación con el resto del año.
Las más comunes son el resfriado, faringitis, laringitis, bronquiolitis, laringotraqueitis y neumonías, además de la influenza estacional y otros virus emergentes.
Desde otoño se registran cambios importantes y variaciones en la temperatura ambiental durante el día, lo cual favorece la aparición de este tipo de infecciones.
La exposición a estos cambios hace que los niños sean susceptibles a los agentes que causan enfermedades respiratorias, debido a que su vía área, es decir, la parte por la que circula el aire en dirección a los pulmones, es pequeña y no tiene la capacidad de calentar lo que inhala, a diferencia de los adultos, cuya vía aérea es más grande.
La contaminación ambiental, también es un agravante y aunque la población en general es susceptible a adquirir infecciones virales por esta causa, en los niños el riesgo aumenta, porque no cuentan con la inmunidad que se adquiere con la edad o con la vacunación, además los espacios en donde los menores se congregan, como guarderías, escuelas o estancias infantiles, así como el transporte público, facilitan los contagios.
Cerón Rodríguez invitó a la población a evitar la automedicación en los menores de edad porque puede ocultar los síntomas y agravar el problema.
Recomendó bañar diariamente a los pacientes que padezcan enfermedades infecciosas, así como lavar su ropa y ventilar su habitación adecuadamente para evitar que el virus siga circulando.
Por último aconsejó llevar a cabo medidas higiénicas adecuadas como abrigarse, consumir abundantes líquidos y alimentos con alto contenido en vitamina C (como la guayaba, mandarina o naranja), para tener menos posibilidades de desarrollar una enfermedad respiratoria.