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Contaminación. El futuro en riesgo

A dos años de la adopción del llamado Acuerdo de París, la comunidad internacional sigue añadiendo componentes al complejo proceso diseñado para mantener el incremento de la temperatura media mundial
domingo, 24 de diciembre de 2017
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(EL UNIVERSAL).- A dos años de la adopción del llamado Acuerdo de París, la comunidad internacional sigue añadiendo componentes al complejo proceso diseñado para mantener el incremento de la temperatura media mundial "muy por debajo" de los 2 grados.

Reunidos hace unos días en París bajo el lema de "Un Planeta", actores de todo el mundo agregaron a la política internacional de lucha contra el calentamiento global dos elementos relevantes: la movilización de recursos y un nuevo liderazgo climático.

"La lucha contra el cambio climático es un proceso político y gradual en el que todos los pasos cuentan, de allí la trascendencia del último encuentro en París", dice a EL UNIVERSAL Manuel Pulgar Vidal, Líder de Clima y Energía del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).

En el rubro financiero, la Comisión Europea anunció 9 mil millones de euros adicionales de aquí a 2020 para promover la energía y la agricultura sostenibles en África y los países vecinos de la Unión Europea, mientras que el Banco Mundial informó que dejará de patrocinar proyectos de prospección y extracción de gas, al tiempo que pondrá a disposición de 150 ciudades un fondo por 4 mil 500 millones de dólares para patrocinar ambiciosos planes de acción climática.

Por su parte, unas 200 multinacionales, con 26 billones de dólares en activos, se comprometieron a darle a su cartera de inversión un "toque verde" para contribuir a la transición hacia una economía sin carbono antes de 2050.

Por ejemplo, el principal distribuidor de electricidad de Francia, EDF, invertirá 25 mil millones de dólares en "40 mil campos de futbol" para el desarrollo de páneles solares, en tanto que el banco holandés ING anunció que a partir de 2025 dejará de financiar a toda eléctrica en la que el carbón represente más de 5% de su producción energética.

La firma francesa AXA informó que dejará de asegurar proyectos de producción de carbón, elevó a 3 mil millones de euros las inversiones ecológicas para 2020 y decidió aumentar a 2 mil 400 millones de euros el monto de desinversión en empresas que obtienen más de 30% de sus ingresos del carbón.

"Estos anuncios demuestran que se está dando un cambio en los mercados, en los patrones de consumo y en la disponibilidad del financiamiento. Los Estados deben entender que para ser competitivos en los próximos 30 años tienen que estar preparados y cambiar desde ya", asegura Vidal, ex ministro de Ambiente de Perú.

Ello, frente a la posición de la administración del presidente estadounidense Donald Trump, quien no sólo anunció el retiro del país del Acuerdo de París, sino que puso fin al plan de energías limpias de Barack Obama y declaró el fin de la "guerra contra el carbón".

En ese marco, de la conferencia celebrada en la capital gala también surgió un nuevo liderazgo: el presidente francés, Emmanuel Macron, emergió como nuevo defensor del planeta, un puesto que quedó vacante ante el repliegue de la canciller alemana, Angela Merkel, quien está destinando todo su capital político a tratar de obtener su cuarto mandato sin necesidad de convocar a elecciones anticipadas.

"En París emergió un nuevo líder en el presidente Macron, lo cual es realmente importante. Macron tiene la capacidad de convocar a otros líderes para darle respaldo político al proceso y decirle al mundo, frente a todas las amenazas políticas, que el proceso no se va a detener", sostiene el experto.

En diciembre de 2015, tras más de dos décadas de negociaciones, actores de todo el mundo alcanzaron el primer pacto universal para luchar contra el cambio climático fijando, entre otros objetivos, alcanzar cuanto antes el nivel máximo de emisiones de gases de efecto invernadero y emitir cero emisiones netas en la segunda mitad del siglo.

"El Acuerdo de París es un importante documento político y claramente mantiene el cambio climático en la agenda, pero no evitará los devastadores impactos del calentamiento del planeta si los líderes políticos no actúan en consecuencia", dice a EL UNIVERSAL Susann Scherbarth, responsable de energía y justicia climática de Amigos de la Tierra.

"Debemos recordar que esta es nuestra última oportunidad para detener los peores efectos del cambio climático. Simplemente no queda tiempo", continuó.

Esfuerzos insuficientes. Si bien ha habido progresos palpables en ámbitos como energía, transporte y ciudades, los expertos coinciden en que todavía no son suficientes para evitar los riesgos producidos por el aumento de los termómetros, desde inundaciones, sequías, lluvias y olas de calor más extremas, hasta plagas y conflictos generados por escasez de alimentos y agua potable.

De lo acordado hasta ahora, falta meter el acelerador en deforestación, agricultura y ganadería (sectores que generan emisiones responsables del calentamiento del planeta, como el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso), temas que muestran un rezago notable en la implementación de los compromisos.

También es necesario atender "los déficits del Acuerdo de París", como es la falda de mecanismos de control y de medición efectiva de las emisiones de gases contaminantes, asegura Jürgen Kropp, profesor del Instituto de investigación de efectos climáticos de Potsdam.

Igualmente, continúa, las naciones deben aumentar sus niveles de ambición, incluyendo la UE, que se ha fijado reducir, hasta 2030, las emisiones de gases de efecto invernadero en 40% respecto a los niveles de 1990, mejorar la eficiencia energética en 27% y aumentar el porcentaje de energías renovables hasta alcanzar 27% del consumo final.

"Los compromisos actuales no son suficientes para mantener el calentamiento del planeta por debajo de los 2 grados centígrados, por lo que necesitamos una orientación política aún más ambiciosa", sostiene en entrevista Kropp.

"La causa principal de todos los efectos climáticos son los niveles de emisión, aproximadamente 40% más que en 1850. Por lo tanto, para crear límites seguros para la humanidad, debemos reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

El unilateralismo de Estados Unidos aquí no tiene cabida", puntualiza.

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China, en guerra contra un mortal enemigo

Guadalupe Galván, enviada

BEIJING, China, diciembre 24 (EL UNIVERSAL).-.— Una nata en el cielo, donde el sol es difícilmente visible; una sensación de mareo y dolor de cabeza, ojos irritados y personas con mascarillas por todos lados.

En Beijing, una de las ciudades más contaminadas del mundo, es un paisaje común.

Desde 2013, cuando el norte de China quedó envuelto en una densa nube de esmog durante más de 20 días, que obligó al gobierno a pedir a la gente no salir a las calles, se inició una guerra en contra de un enemigo silencioso y mortal: la polución que, de acuerdo con un estudio de la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés), publicado en junio de 2016, puede asociarse hasta a 2.2 millones de muertes prematuras y a la reducción de la esperanza de vida en 25 meses.

Ese mismo año, el Ministerio chino del Medio Ambiente señalaba en un informe que "materias químicas, tóxicas y nocivas provocaron numerosas situaciones de emergencia en el agua y la atmósfera y algunos lugares cuentan con `pueblos con cáncer´", un tema del que se habló durante mucho tiempo, pero que hasta ese momento no había sido reconocido oficialmente.

En 2015, otro estudio de físicos de la Universidad de Berkeley, Estados Unidos, calculó que alrededor de 1.6 millones de personas morían cada año en China a consecuencia de males cardiacos, pulmonares o derrames cerebrales relacionados con la contaminación aérea, especialmente las llamadas partículas sólidas suspendidas, o PM2.5 (que pueden penetrar fácilmente el sistema respiratorio).

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), que mide la concentración anual de PM2.5 y que considera cualquier nivel por encima de los 25 como inseguro, la ciudad más contaminada del mundo se ubica en Irán (Zabol, con 217 PM2.5), mientras que Beijing ocupa el sitio 57, con 85 PM2.5.

A nivel país, de acuerdo con el Green Data Book 2016 del Banco Mundial (BM), que se basa también en la concentración anual de PM 2.5, Emiratos Árabes Unidos ocupa el primer lugar en contaminación, seguido por China, una nación donde las ventas de mascarillas y purificadores de aire se han convertido en un gran negocio.

Según los estándares chinos, un Índice de Calidad de Aire (AQI, por sus siglas en inglés), menor a 100 PM2.5 significa un día con buena calidad de aire.

Apenas empezar este año, se decretó alerta roja —la máxima en una escala de cuatro— en 25 ciudades en el norte y este del gigante asiático debido a los niveles de polución, previendo que en algunos puntos se alcanzaran concentraciones de hasta 300 PM 2.5.

Declarar esta alerta implica restricciones al tráfico vehicular, de actividades —incluyendo suspensión— en escuelas, así como en industrias y obras de construcción.

En noviembre pasado de nueva cuenta hubo alerta roja.

La dependencia de la industria del carbón (en 2015 representaba 64% del consumo energético), del petróleo y derivados, además de la deforestación, explican en buena medida la crisis en la que se encuentra China.

En 2014, las autoridades de Beijing anunciaron un Plan Quinquenal para mejorar la calidad del aire que luego se replicó en otras ciudades y que incluía la reducción del consumo de carbón en hogares e industrias, la apuesta por el uso de energías renovables como la solar y la eólica e incluso el retiro de la circulación de vehículos gubernamentales.

En octubre pasado, coincidiendo con el Congreso del Partido Comunista en el que fue reelegido como secretario general el presidente Xi Jinping, el ministro de Protección Ambiental, Li Ganjie, destacó que entre 2013 y 2016 la densidad de PM 2.5 cayó 33% en la región Beijing-Tianjin-Hebei, en el noroeste del país, una de las más contaminadas.

El objetivo, a marzo de 2018 es reducir en al menos 15% el nivel de PM2.% en esta zona.

También existe una campaña de inspección medioambiental para comprobar que las empresas estén reduciendo emisiones de gases contaminantes.

El uso de bicicletas y de vehículos híbridos forma parte del plan. El año pasado el BM aprobó un préstamo por 500 millones de dólares para los proyectos de aire libre de Beijing.

La transformación de China en un gigante económico explica en parte un cambio por el que el gobierno firmó los Acuerdos de París, mientras otro gigante, Estados Unidos, optaba por retirarse, pero, al mismo tiempo, presenta dos grandes desafíos: cómo conciliar las ambiciones ambientales con las del avance económico y cómo pagar medidas ambientales que son costosas.

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"El humo hace muy difícil respirar"

Jerónimo Andreu, corresponsal

MADRID, España, diciembre 24 (EL UNIVERSAL).- Casi 300 millones de niños viven en zonas donde la polución excede los límites considerados nocivos por la Organización Mundial de la Salud.

En algunos casos, la contaminación es tan alta que afecta al desarrollo cerebral de los pequeños.

UNICEF se ocupa desde 2016 de documentar la historia de estos niños. Por ejemplo, la de Sara Zanu, que con 9 años trabajaba cargando serrín en Lagos (Nigeria) para quemarlo como combustible.

"Al volver a casa sufro. Toso muy fuerte y me duele el pecho. A veces me queda una mancha negra en la mano tras toser", explicaba a investigadores del organismo.

O la historia de Dupe Gowon, otra chica nigeriana que ahumaba pescado con su madre en la cabaña donde dormían. "La habitación se calienta mucho y el humo hace difícil respirar", contaba.

Estos son casos extremos y se relacionan estrechamente con la pobreza. El 90% de muertes de niños por contaminación exterior y 99% por polución bajo techo (unos 600 mil fallecimientos anuales de menores de 5 años) se registran en países de bajos recursos, donde los tratamientos médicos son además mucho peores.

Sin embargo, la mala calidad del aire también se ha convertido en un problema en países ricos. El doctor Juan Antonio Ortega, coordinador del Comité de Salud Medioambiental de la Asociación Española de Pediatría, explica a EL UNIVERSAL que "numerosos trabajos asocian los picos de contaminación con la presencia en los servicios de urgencias, también pediátricas".

Ortega enumera los elementos que hacen a los niños más vulnerables a la contaminación: mayor tasa de intercambio de aire por kilogramo de peso, menor capacidad de su cuerpo para eliminar tóxicos, la curiosidad que les hace exponerse más a peligros ambientales... Y algo básico, como es la altura: "Por su menor estatura los niños respiran compuestos volátiles que contaminan el aire que son más densos y pesados que el aire y que los adultos no inhalan.

El impacto de la altura también es importante en las ciudades y diseño urbano, que está hecho para los adultos. Los tubos de escape del automóvil van directos a la nariz de los niños".

Los daños de la contaminación en un individuo en fase de desarrollo pueden pasar factura años después. Ortega recuerda: "A lo largo de una vida plena con esperanza de vida creciente, en un país como México un individuo va a respirar 200 toneladas de aire y lo que haya en él.

Los efectos por la pérdida de calidad de ese aire son amplios y multisistémicos".

La doctora Isabel Urrutia, coordinadora del Área de Enfermedades Respiratorias de Origen Ocupacional y Medioambiental de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica explica: "Los trastornos más importantes en niños por contaminación, además de los cardiorrespiratorios, son la disminución de la capacidad pulmonar y el daño al cerebro, que podría producirse desde el embarazo.

Las investigaciones del doctor Jordi Sunyer demuestran que los niños cuyos colegios están en zonas con mucho tráfico tienen peor desarrollo neurocognitivo".

Urrutia especifica que el principal factor de riesgo actual es el tráfico, una vez que se ha reducido el impacto del tabaco, y que los efectos de las partículas contaminantes en la neuroinflamación del cerebro se producen en poco tiempo, aunque no se sabe si son reversibles.

El doctor Ortega cree que es necesario recuperar un aire más limpio, pero también fomentar mejores hábitos: "Los niños hoy disponen de menos tiempo para jugar al aire libre.

Se desplazan en automóvil y reparten su tiempo libre entre las consolas y centros comerciales. La falta de contacto con la naturaleza es un factor clave en el incremento de la obesidad, enfermedades respiratorias y cardiovasculares, trastornos de conducta; empeoran las enfermedades crónicas, disminuyen los niveles de vitamina D, pérdida de audición y agudeza visual, mayor exposición a carcinógenos e incremento del estrés".

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Un problema que también golpea a Latinoamérica

José Meléndez, corresponsal

SAN JOSÉ, Costa Rica, diciembre 24 (EL UNIVERSAL).- Cochabamba es un jardín contaminado en el centro de Bolivia. Lejos del umbral máximo permisible de concentraciones de partículas de 50 microgramos por metro cúbico, la ciudad capital de la provincia de Cercado y del central departamento boliviano de Cochabamba que es famosa por su colorida vegetación y su confortable clima, emergió en los últimos años como una de las urbes más contaminadas de América Latina y el Caribe.

De registrar una concentración de partículas de 63 microgramos por méctro cúbico en 2015, llegó a 68 en 2016, en una tendencia que prosiguió en 2017.

Los recuentos, reportados por informes del gobierno boliviano, exhiben la situación que persiste en mantos acuíferos, ríos y lagunas inundados de basura y con rellenos o botaderos de desechos con manejo ineficiente, en un fenómeno agravado por la acelerada emisión de gases del parque vehicular, los hornos de ladrilleras a cielo abierto y la escasa voluntad de los cochabambinos de evitar la contaminación.

"El monstruo es el parque automotor: genera 90% de la contaminación. El 10% restante es por las ladrilleras con su tecnología de quemado", dijo el boliviano Alaín Terán, responsable de Redes de Monitoreo de la Calidad del Aire de la alcaldía de Cochabamba.

"La contaminación atmosférica se eleva de mediados de abril hasta agosto, por la época de invierno [en el hemisferio sur] con vientos calmos y poca lluvia, en un valle rodeado de serranías, que impiden que la polución se disipe", narró Terán a EL UNIVERSAL.

Tras advertir que "lo más grave es que se daña la salud de las personas", recordó que un estudio de la Universidad Católica Boliviana, centro privado de estudios superiores de Cochabamba, detectó desde 2009 que, por la contaminación, al menos 209 personas murieron y más de 7 mil sufrieron infecciones respiratorias en esa ciudad.

La crisis en Cochabamba es apenas un reflejo de la agudizada contaminación que avanza, sin visos de retroceso, en otras ciudades y regiones de América Latina y el Caribe.

Un gigantesco mar de basura de animales muertos, residuos hospitalarios, ropas, latas, vidrios, plásticos y un largo listado de desechos sólidos flota hace más de 10 años en aguas ricas en recursos pesqueros del océano Atlántico entre las costas de Guatemala y Honduras.

La mancha amenaza el Sistema Arrecifal Mesoamericano, la segunda barra de coral más grande y rica del mundo que va de las costas caribeñas de México hasta Colombia.

Proveniente de la vertiente caribeña del istmo, la basura es lanzada a las cuencas del río Motagua —que nace en Guatemala, en su tramo final recorre la frontera con Honduras y con 468 kilómetros es la más larga de Centroamérica— y de otras fuentes fluviales que desembocan en el Caribe.

Los residuos en el agua son devorados por peces que, al final, son consumidos por la gente.

Bogotá, capital y principal urbe de Colombia, sufre altibajos en los rangos de contaminación atmosférica por múltiples causas, como el tránsito automotor, y su impacto en la salud.

Aunque las autoridades capitalinas insistieron en que hay una aceptable calidad del aire, estudios independientes mostraron que pese a que la contaminación es moderada, tampoco significa que la situación está totalmente controlada o que pueda precipitarse a una crisis de mayor gravedad.

Por algo, ya surgieron llamados a declarar alerta por la contaminación.

 

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