Jaime Elio Quintero García

Déjeme y le Platico de un Libro

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GEOGRAFÍA ES DESTINO

domingo, 17 de septiembre de 2017
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Seguramente muchos hemos escuchada esta frase, que hoy sirve como título de esta columna, tan cierta como oportuno su oportuno significado, y bien que viene al caso, que en aparentes y reales razones, preocupa y ocupa a los negociadores mexicanos y canadienses que participan en la revisión del actual Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

Cuyo proceso, en buena medida se lleva con seriedad y sigilo, en beneficio de los buenos fines que los tres países persiguen. De otro modo, sin estas precauciones los medios de allá y los de acá, hubieran hecho trizas, con su desmedido noticioso, trizas el delicado y por demás trascendente trabaja de un muy competente grupo de funcionarios públicos, empresarios y asesores en comercio internacional, y en estudios estratégicos de geopolítica intercontinental.
Son de alta competencia, las negociaciones de tal documento que desde inicio, su contenido y conclusiones trascendieron las fronteras jurídicas constitucionales de un simple acuerdo comercial trilateral, y por el contrario, se elevó a nivel de tratado, con normas y condicionamientos que competen a los poderes ejecutivos y legislativos de las tres naciones pactantes.
Son luego entonces las tesis del libre comercio las que están en mejor posición para compensar y equilibrar las asimetrías existentes entre economías desiguales, lo que no sucedería en tratándose de economías desarrolladas y de iguales o semejantes competencias.

El mercado en su infinita y cruel sabiduría permite que naciones con economías desiguales puedan asociarse y complementarse unas a otras, a fin de poder integrarse en bloques más uniformes y capaces de comerciar con ventajas.
Entonces lo que en apariencia pudiera ser que en una asociación como el TLC, México gana y Estados Unidos Pierde, es en realidad una falacia, que tiende a desobjetivizar el verdadero sentido del tratado mismo.

Pues en la filosofía de su contenido, ese es el propósito y fin que hace compacto al bloque comercial, es su fortaleza intrínseca, social y económicamente.


Es, en el contexto de una nueva cultura, aprender a ganar-ganar y prepararse, a la vez, para que el grupo trilateral, en el caso del TLC de América del Norte, prepara al país líder al más poderoso de los tres, al que pudiera parecer que aporta más, para competir y ganar en otros espacios geopolíticos mundiales.
Mucho de esto, a juicio propio, es lo que habría que decir y argumentar, en las negociaciones comerciales con pertinencia geopolítica.

Es la visión moderna y de avanzada, mediante la que el capitalismo puede dar salida, en principio, a los problemas de desigualdad económica y social.
Siempre en el entendido, que las divergencias se pueden convertir en convergencias, cuando se está en posibilidad real de sacar al enemigo del interior del grupo y ponerlo fuera o por enfrente de él, convirtiéndolo así, en el enemigo común de tres, a quien hay que ganarle la partida comercial.
GRACIAS POR SU TIEMPO.

 

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