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Agencia Reforma
SAN ANTONIO, Texas.- Entre 2011 y 2012, el cártel de los Zetas ordenó la muerte de 300 personas, entre ellas mujeres y niños, aseguró un testigo identificado como J. Rodríguez en el juicio contra Marciano Millán Vázquez, alias "Chano" u "Orejón", ex jefe de plaza en Piedras Negras, Coahuila.
La deserción de uno de sus líderes identificado como Mario Alfonso "Poncho" Cuéllar, indicó, desató una pugna interna que terminó con la eliminación de los "aliados" de este último en la organización.
Cuéllar era hombre de confianza y compadre de Omar Treviño Morales, alias "Z-42", hermano de Miguel Treviño Morales, alias "Z-40", líder máximo de los Zetas, ambos arrestados en México.
Su salida del cártel obedeció al robo de 10 millones de dólares, según el testimonio de J. Rodríguez ante la Corte de Distrito Oeste en San Antonio.
Detalló que a la mayoría de las personas asesinadas las desintegraron en tambos con diésel y otros químicos como ácido.
"Las órdenes eran seguir adelante y levantar a todo el que olía a Poncho Cuéllar", apuntó.
"Se levantaba por igual mujeres, niños, adultos, algunos nada tenían que ver con el cártel o las drogas (...) Había un montón de gente, más de 300 personas".
Los secuestros, indicó, se realizaron en Allende, Morelos, Acuña y Piedras Negras.
"En Piedras Negras sólo me dijeron que tenían 40 personas de rodillas, y simplemente, pum pum pum, ellos se murieron", relató.
"Poncho" Cuéllar, quien se encuentra preso en Texas, testificó en el juicio en contra de José Treviño Morales, otro hermano del "Z-40", condenado a 20 años de prisión por lavado de dinero.
Rodríguez cumple una condena a cadena perpetua por tráfico de drogas y secuestro desde 2014.