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En Hiroshima “fue terrible, no puedo explicarlo… con el primer ataque la ciudad desapareció, toda la ciudad colapsó, el piso ardía”.
Son los testimonios de Yasuaki Yamashita y Setsuko Thurlow, quienes eran niños durante los ataques nucleares de Estados Unidos contra Japón en agosto de 1945.
Ambos fueron invitados especiales en la Conferencia Sobre el Impacto Humanitario de las Armas Nucleares, auspiciada por la ONU y que se realizó en Riviera Nayarit, a donde acudieron unos 700 representantes de 143 países.
Yamashita narra que minutos después de la explosión nuclear en Nagasaki hubo un silencio: “Nos levantamos y las ventanas, las puertas, los tejados, habían desaparecido… decidimos ir al refugio de la comunidad en la montaña, mi hermana estaba cubierta de vidrios y se estaba desangrando, desde ahí vimos a la ciudad en llamas y a un niño que murió sufriendo por las quemaduras, engusanado… fueron los momentos más terribles de nuestra vida”.
Era el 9 de agosto de 1945. Él tenía 6 años el día del ataque nuclear y llegó a México en 1968 como voluntario en las Olimpiadas y aquí se quedó, convirtiéndose en promotor del desarme nuclear.
Por su parte, Setsuko Thurlow sufrió el impacto de la bomba nuclear en su natal Hiroshima el 6 de agosto de 1945 a los 13 años de edad y hoy reside en Canadá.
Ella fue nombrada por el gobierno del Japón comunicadora especial para un Mundo sin Armas Nucleares y ha sido activista durante 40 años.
“La radiación aún permanece en el suelo y eso continúa teniendo un efecto en la salud por muchísimos años; a 69 años la gente sigue muriendo a causa de eso, es tan horrible y no termina, continúa hasta hoy”.
EL UNIVERSAL