Platicando con Martha Sáenz

Martha Sáenz

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lunes, 29 de julio de 2013
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En esta época donde la tecnología ha superado las expectativas que cualquier padre hubiera imaginado en su niñez, se está presentando una nueva forma de vivir la vida de los hijos de esos niños ahora convertidos en padres.

La era moderna ha rebasado a los adultos en cuanto a la educación de sus hijos, llegando a confundir y a desinformar cuales son los caminos correctos y sobre todo los derechos para ejercer una buena paternidad.

En el Estado de California donde por un lado se protegen los derechos de los niños y jóvenes, y por otro parece que dicha protección se ha vuelto en su contra ya que las estadísticas arrojan altas cifras en: delincuencia juvenil, alcoholismo, relaciones sexuales tempranas con los consecuentes embarazos y enfermedades de trasmisión sexual, el uso de drogas, y prostitución juvenil.

A los padres no los deja de sorprender y atemorizar lo que sus propios hijos están viviendo, porque sin ser sus hijos adultos se ven expuestos a esta forma de vida, llegando muchas veces a sentirse derrotados como padres, o lo que es peor con las manos atadas por el temor a ser denunciados por sus propios hijos, ya que ellos están utilizando la protección de la que son poseedores como una arma de doble filo.

Sabiendo que con una sola llamada al 911 y acusando a sus padres de violencia extrema (física o psicológica, real o mentira) dándose esto por el capricho de no acceder a sus demandas y caprichos, podrán ser protegidos y como consecuencia sus padres serán arrestados, o sancionados severamente.

Esto conlleva a que los adultos se sientan totalmente desprotegidos, atemorizados y sin la orientación adecuada de cómo educar, y sobre todo formar hijos con valores, respetuosos de sus propios cuerpos y listos para incorporarse a una sociedad con responsabilidad, cuando sean adultos.

¿Qué sucedió con la educación que recibieron los padres?

¿Por qué se salió de control la educación de sus hijos?

¿Qué es lo que pudieran hacer para no permitir que sus hijos los atemoricen?

¿Podrán seguir solapando que sus propios hijos sean los tiranos?

Estas y muchas preguntas más se hacen los padres sin lograr encontrar la medida exacta entre, educar y maltratar a los hijos.

Unos padres o adultos responsables de la crianza amorosa de sus hijos pueden empezar a planear y proyectar hacia donde quieren que sus hijos lleguen. Necesitan rescatar el control, el orden y la disciplina como cabezas de familia y dejar de permitir lo no aceptable en la conducta de sus propios hijos.

Por un momento se necesita reflexionar las costumbres absurdas que se les están permitiendo a sus propios hijos con la excusa de... “Es que vivimos en Estados Unidos” y “así se acostumbra aquí, tal o cual cosa”.

No importa que a los amigos les permitan quedarse a dormir con sus novias en casa de sus propios padres, no importa que a sus compañeros les dejen llegar tarde a casa, no importa que aquí se acostumbre que los menores ingieran alcohol o drogas, “Usted puede dejar de permitir que sus hijos copien o imiten las costumbres o conductas con las que usted como padre no está de acuerdo”.

El planteamiento sería: no importa que usted no sea un padre moderno, no importa que usted no sea un padre con comportamiento americanizado, no importa que usted no tolere ciertas conductas y comportamientos dañinos en su casa.

Al final de cuentas ustedes son los padres y son los que ponen las reglas en la casa. Además ustedes son los que facilitan el dinero para que se tenga acceso a comprar y consumir ciertos productos dañinos para la salud.

No les tenga miedo a sus hijos, pregunte y asesórese con los profesionales, las trabajadoras sociales, la policía o los maestros, ¿Cómo puede usted orientar a sus hijos y sobre todo prevenir los riesgos a los que se ven expuestos?

Y sobre todo ponga límites y reglas en su hogar. Recuerde que nadie amará más a sus hijos que ustedes mismos.

Martha Sáenz

www.marthasaenz.com

 

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